La psicóloga, Laura Corrochano, nos propone reflexionar sobre esta situación en una nueva entrega de Escuela para padres. Pon en práctica las estrategias propuestas y cuéntanos tus resultados.
Llegan las vacaciones ¿y ahora qué?
Muchos padres se plantean ¿Qué hago con mis hijos? ¿Cómo los tengo ocupados? Y si ha suspendido y tiene que recuperar asignaturas en septiembre, ¿cuándo debe empezar a estudiar?¿Con quien se quedan? ¿Cómo me organizo? ¿Cómo paso tiempo con ellos?…
Existe una tendencia a mantener a los hijos ocupados a través de diferentes actividades, cursos, clases durante las vacaciones.
Esto implica seguir teniendo responsabilidades para los menores. Es positivo mantener una continuidad en el aprendizaje de compromisos que se han ido obteniendo durante el curso, pero también hay que tener en cuenta la necesidad de un respiro y crear la sensación de estar de vacaciones.
Se cierra una etapa con el final del curso, donde se han generado muchas experiencias que han puesto a prueba sus emociones, sus pensamientos, comunicación, integración social, en las que han alcanzado objetivos y en las que se han dado fracasos, decepciones y, como los adultos, ellos necesitan también desconectar para volver a empezar de nuevo.
¿Tareas escolares sí o no?
Un planteamiento que se suelen hacer los padres es si es recomendable mandar tareas escolares en verano.
Dependiendo de cada caso y de los resultados académicos obtenidos, existen cuadernos para repasar y mantener conceptos pero no han de convertirse ni alcanzar la exigencia de una materia escolar.
Con aquellos niños que hayan suspendido, los padres tendrán que dialogar con ellos, reflexionar sobre qué es lo que ha ocurrido a lo largo del curso para subsanar problemas, recuperar el curso y mejorar el rendimiento para el próximo año escolar.
Mostrárselo como un proceso de aprendizaje, con una responsabilidad, compromiso y hábito, sin llegar a causar una culpabilidad que pueda derivar en otro tipo de problemática a nivel personal.
¿Cómo aprovechar el tiempo en vacaciones?
Estamos en una época que existen tantos recursos y actividades que los niños no pueden desarrollar, en muchas ocasiones, su creatividad natural.
La creatividad es necesaria para desarrollar la tolerancia al aburrimiento, la búsqueda de alternativas, enriquecer el mundo interior y generar nuevas ideas, por lo que es necesario, que existan momentos en los que se aburran para desarrollarla.
La creatividad se puede fomentar además de con el aburrimiento, con nuevos entornos, experiencias y personas.
Se puede aprovechar para fomentar la lectura y la visita a la biblioteca como ocio, impulsando así el desarrollo cognitivo, la empatía con la comprensión de los personajes, trabajar el cerebro como un pasatiempo, etc.
Como actividades alternativas están los campamentos que ayudan a que los niños sean más independientes, pongan en práctica sus estrategias de comunicación y amplíen experiencias sociales, puesto que se introducen en ambientes nuevos con personas nuevas.
Es un buen momento para compartir tiempo en familia, intercambiar opiniones, gustos, hacer actividades juntos y fortalecer el vínculo familiar… Pero también se pueden producir roces y conflictos, entre hijos, con la pareja y entre padres e hijos.
¿Conflictos en vacaciones?
Hemos de tener en cuenta que durante todo el año cada uno de los miembros de la familia ha tenido una rutina diferente y hemos de adaptarnos a la situación tanto adultos como menores.
Por ello se aconseja tomar decisiones de manera consensuada, manteniendo la ilusión sin idealizar este periodo.
Decir lo que se piensa y se siente sin hacer uso de la violencia. Hacer uso de la escucha activa y empatizar con el otro.
Buscar temas de conversación y hacer actividades que permitan desconectar y relajarse a los integrantes de la familia.
Salir del entorno habitual, desplazarse a conocer un nuevo lugar o volver a lugares que se relacionan con tiempo de descanso y vacaciones (la casa del pueblo, de algún familiar o amistad, el lugar donde siempre veraneamos). Permite que la mente sea más flexible, facilita nuevas sensaciones desde una experiencia positiva y el deseo de explorar y conocer.
Encontramos que algunas familias tienen dificultades cuando se quieren ir de vacaciones y tienen un adolescente en casa, que quiere libertad e independencia, quedarse con sus amigos y no irse con sus padres.
Los intereses del adolescente ya no son los mismos que cuando eran niños. Por ello se recomienda planificar las vacaciones atendiendo a la edad de los hijos y los gustos que puedan tener.
La decisión final la tienen que tomar siempre los padres atendiendo a la edad del adolescente y su nivel de la independencia, si se queda a cargo de otro adulto, no olvidar que siguen siendo menores.
Dedicar tiempo para nosotros mismos, atender a nuestras necesidades personales y emocionales, procesar y evaluar lo que ha acontecido hasta ahora, es momento de reflexionar desde la tranquilidad.
Ponlo en práctica
Los horarios pueden ser más flexibles y en ocasiones se pueden hacer excepciones, pero eso no implica no tener límites ni normas
No ceder a todas las peticiones que realicen los niños, que entiendan el respeto de los horarios de los adultos, para que no nos generen un sentimiento de culpa por no poder disfrutar con ellos.
Planificar los días, si va a existir alguna actividad, si simplemente se va a estar en casa o va a pasar el día con algún familiar.
Organizar el tiempo libre para fortalecer el vínculo y también el descanso personal e individual.