Nos conocemos muchos años pero no siempre fue como es ahora. Tú te mostraste amiga y entraste en mi reservado y peculiar mundo interior. Tú te diste a conocer y abriste tu corazón para que yo abriera el mío. Tu sinceridad y transparencia empataron con mi forma de ver las cosas, de ir al grano.
Eres directa y lo aprecio, porque te gustan las cosas claras, reales, correctas. Eres sencilla y humilde, a veces más de la cuenta. Amas a las personas, aunque a veces tus emociones te quieran llevar por otros caminos. Soportas la afrenta y buscas hacer lo mejor. Tratas siempre de entender y no quedarte en la superficie.
Me conoces y entiendes mis momentos, mis intenciones, mi racionalidad. Te conozco y sé de tu bondad y preocupación. Siempre escuchas y recuerdas, yo escucho y a veces no recuerdo, y eso no te hace enojar.
Eres libre, mi querida amiga, libre para ser tal cual eres, y esa libertad me inspira. Luchas contra tu propio yo que a veces te quiere arrastrar, luchas y no te dejas. Admiro eso. En muchos aspectos, eres mi ejemplo.
Amas a mis hijos, los conoces y les tienes paciencia. Los corriges con cuidado, no dejas pasar las cosas y eso me muestra que te importan. Me ayudas cuando no tengo a nadie más. Eres incondicional.
Mi mundo no sería el mismo sin ti.