¿Habéis probado a merendar en las playas gallegas en una tarde nublada? No creo que haya nada más agradable que jugar con la arena con una chaqueta puesta mientras te tomas un zumo y ves a gente pasear, chicos jugar al futbol y familias relajarse haciendo castillos de arena.
Nosotros tuvimos la suerte de pasar una tarde en La Guardia, merendando y pisando su agua fría mientras el tiempo iba pasando y podíamos estar tranquilos con los niños, disfrutando del mar, mirándolo y admirándolo.
Gracias a una fortaleza que nos dejaron en la playa, Álvaro comenzó a plantearse por qué el agua se iba acercando a ella; una maravillosa forma de hablarse sobre las subidas y bajadas de la marea y los efectos de la luna en el mar, ¿verdad?
Y puesto a experimentar, ¿se podrá llenar el agujero con un difusor de agua para plantas?
No a todos nos gusta el tacto de la arena, pero si te gusta, nada mejor que construir con un vaso pequeños castillos y que los niños te los destruyan… A veces, el placer está tanto en construir como en destruirlos…
Y, por qué no, en tocar el agua helada mientras viene y va…
Y si quieres ver un anochecer bonito, nada mejor que subirte al Monte de Santa Teclay disfrutar de las vistas. A un lado, el mar; al otro, el río Miño. Un sitio precioso para retirarte a pensar (con una manta, que hace frío aunque estemos en Agosto).
¿Conocíais La Guardia? ¿Y el monte de Santa Tecla?