Cuando te cuento cosas "más teóricas" sobre la educación de los peques en ningún momento quiero dar a entender que eso es lo que hay que hacer o si no nuestros hijos acabaran siendo delincuentes profesionales. A menudo leo artículos en periódicos digitales, revistas o webs de cierto renombre que lo único que me transmiten es más presión todavía, como si no tuviera suficiente con la preocupación de educar a mis hijos lo mejor que pueda.
Estos artículos parece que te amenacen con las consecuencias que cada paso en falso puede causar en tu hijo, vamos, que más que un artículo que pretenda ayudar a los padres parece que se proponga echarte un mal de ojo. Pero bueno, quizá es mi propia percepción lo que me hace ver así este tipo de artículos, quién sabe....
Hoy quiero hablarte de que no soy perfecta, que me agobia intentar serlo, que me genera ansiedad pretender no equivocarme, y que además, me parece hasta aburrido...
¿A ti te gustaría ser perfecta?
La palabra perfección no me gusta mucho, lleva implícito un mensaje de "no te puedes equivocar" y la verdad es que eso, a mi, me da miedo. ¿No poder equivocarme? ¿Nunca? ¡Si lo hago continuamente! Si me pusiera como meta no equivocarme nunca, acabaría bastante frustrada, la verdad. Así que hace mucho tiempo me propuse dejar de pretender "ser perfecta". La verdad es que cuesta un poco, porque el miedo está ahí, la sociedad, los programas de televisión, las inseguridades propias que hacen que te plantees si estarás haciendo lo mejor para tus hijos.
Cuando dejo de vigilar mis errores logro vivir más relajada, disfruto más y me perdono más rápido cada vez que cometo un error. Porque al fin y al cabo, los errores son maravillosas oportunidades para aprender, lo digo a todo el mundo, y si lo son para los demás, también lo serán para mi ¿verdad?
Sé que me voy a equivocar muchas veces, primero me equivocaré en unas y cuando deje de equivocarme en esas empezaré a equivocarme en otras. Es ley de vida. ¡Nunca voy a dejar de equivocarme! Y en realidad es maravilloso porque eso significará que estoy "viva", que seguiré aprendiendo, moviéndome, buscando nuevos retos.
No te preocupes si a veces gritas, no te preocupes si te enfadas, no pasa nada si se te escapan alabanzas, o premias a veces, si hay días que te cuesta mostrar empatía porque lo que necesitas es que la tengan contigo, si te expresas mal, si lloras, si te enfadas desmesuradamente......tan solo te estás mostrando humana.
No digo que te dejes llevar y te limites a reaccionar, que eduques haciendo lo primero que te venga a la cabeza o que "pases de todo", no. Te digo que no hace falta hacerlo todo "de manual", todas las horas, todos los días. Ni siquiera es interesante que así sea, porque tus hijos necesitan un modelo humano: Necesitan saber que pueden llorar, enfadarse, sentir emociones...necesitan saber que pueden NO ser perfectos. Necesitan ver cómo se pide perdón cuando metemos la pata, cómo buscar soluciones ante los errores, cómo reponerse de un tropiezo, y eso, sólo pueden aprenderlo viéndote a ti equivocarte y equivocándose ellos mismos.
La educación consciente no implica perfección, implica mejora, superación y aprendizaje. Implica hacer las cosas intentando seguir nuestros valores de vida. Implica dar cabida a todas nuestras emociones, sin negar las más intensas, aprendiendo y enseñando a gestionarlas. Implica enseñar a remendar nuestras equivocaciones.
Un equilibrio complejo, sí, sobretodo porque a muchos no nos enseñaron a gestionar emociones y ahora la culpa y el miedo pueden llegar a paralizarnos y a hacernos actuar justo del modo en que menos queremos.
Si te pasa un poco como a mi, respira y recuerda que Eres la mejor mamá para tus hijos que existe, no necesitas ser perfecta, tan solo consciente de que que eres humana.
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