Los chicos iniciaron un año clave en su educación: sexto. El último año de su primaria. Es un ciclo lleno de retos y presión porque todo el tiempo se les recuerda que deben prepararse para su ingreso a la secundaria. El nivel de exigencia aumenta demasiado, ya no son los bebés de la escuela, son los mayores.
Hubo grandes cambios con la aplicación de la nueva reforma educativa: los trabajos por proyectos, la implementación de los clubs y el cambio de bimestres a trimestres. Todo esto represento un desajuste para alumnos, padres de familia y profesores. Y no obstante, prevalece la incertidumbre de si todo va a quedarse como esta, o se va a regresar al sistema educativo antiguo, si así lo decidiera el nuevo sistema de gobierno. ¿Se imaginan que locura? Tanto trabajo adaptarse, tanto desbarajuste y que nuevamente decidieran cambiar todo...
Y por último, las prácticas de Handball, que nos guste o no, terminan siendo un distractor de las clases: las prácticas implican clases perdidas.
Así que me preocupaba un poco el resultado. Sin embargo, Constanza ha demostrado tener la capacidad de sobrellevar todo esto y obtener buenas notas, de hecho, nuevamente nos sorprende obteniendo resultados de los más altos en todo su historial académico. Regresé a casa con un buen sabor de boca, ya saben, con ese sentimiento de pavoreal por los logros de mi hija. Y tranquila, porque las prácticas y las competencias de handball siguen, pero sé que Constanza pude equilibrar bien sus prácticas, sin descuidar el ámbito académico.
¿Y ustedes se ponen nerviosas con cada firma de boletas?