Aunque a veces a los adultos nos puedan aburrir, a los niños, las rutinas los relajan y hacen sentir seguros. Y a la hora de dormir pueden convertirse, incluso, en un ritual indispensable.
Mis hijos fueron muy diferentes en cuanto a sus patrones de sueño. No sé si fue por la inexperiencia de ser primerizos (altamente probable) y sus ansias nocturnas por tomar leche, que no logramos que el mayor durmiera toda la noche sino hasta el año y 8 meses. Sii, una tragedia!
Con la menor fue otra historia. Esta princesita siempre ha dormido mucho más fácilmente y, aunque de un tiempo a esta parte quiere pasarse a mi cama en la madrugada, hace tiempo que duerme tranquila en la suya.
Siempre digo que cuando los niños comen y duermen bien, el nivel de estrés de los padres (léase madre) se reduce en gran manera, por más travieso que pueda ser el niño. Que sean difíciles para comer y dormir puede sacar lo peor de una. Me ha pasado.
Hay noches en que mueres de sueño y estás simplemente exhausta. Solo quieres que ese niño se duerma para desayu-almor-cenar, darte un baño relajante, tener un tiempo para ti, dormir o, como le decía a mi esposo, socializar con adultos. Puede sonar duro, pero es así. Claro, hay días y días, niños y niños, y esposos y esposos.
Establecer una rutina que funcione para tu chiki le ayudará a relajarse para la hora de dormir. Jugar un rato con ellos, bañarlos, masajitos, hacer una oración, leer un cuento o cantar una canción pueden ser algunas opciones, de hecho, forman parte de las mías. Estos detalles logran una importante conexión con tu hijo que perdura en el tiempo. Ania, a sus casi 5 años, cuando sabe que es hora de dormir, le resulta fundamental que le lean un cuento y lo exige. Joaquín, a sus 9, todavía me pide que le rasque la espalda.
Hace unos días conocí la línea de productos para antes de dormir de Johnson´s baby y creo que es un buen complemento para ayudar a establecer una rutina que relaje los sentidos del bebé. Todos los productos tienen la fórmula exclusiva Natural Calm que le da un característico y agradable aroma al que tu pequeño puede acostumbrarse fácilmente. Y me encanta la idea de que el bebé asocie la hora de dormir con un olor.
Tienen de todo: Shampoo, baño líquido, jabón en barra, crema líquida, aceite, talco, colonia y pañitos húmedos. Particularmente, me he enganchado con la colonia porque el aroma que queda en la piel es riquísimo, la crema líquida porque deja la piel suave e hidratada y también el aceite porque no deja la piel grasosa. El aroma final es suave y delicado, y es una excelente opción para hacer masajitos después del baño.
Hace unos días, le hice masajes a Ania después de bañarla y me dijo: "¡Qué rico huele! Hace tiempo que no me hacías masajitos ¡me encanta!". Puso en palabras lo que creo que nuestros hijitos sienten cuando tenemos esos momentos de conexión emocional con ellos: amor, cuidado y satisfacción.