Un día se me ocurrió esta idea y como compartir es vivir, aquí os la dejo por si os apetece ponerla en práctica. Sólo necesitamos unos colgadores (estos de Ikea son ideales porque son bonitos, alegres y además, llevan adhesivo, con lo que no nos hace falta hacer agujeros en la pared), una cinta de cuero o cualquier otro material que os guste y unas pinzas de la ropa chiquitinas, que podéis encontrar en cualquier librería o bazar chino.
El procedimiento es sencillísimo. Basta con colocar los colgadores de manera simétrica y paralela en la pared, atar la cinta en ambos, procurando que quede un poco tensa y "tender" los lazos, sujetándolos con las pinzas. ¡Y lazos ordenados y sin arrugas!
Y un consejo. Si queréis evitar que las puntas de los lazos se deshilachen, basta con acercarles un mechero sin que la llama llegue a tocar el lazo.