Santo Tomás de Aquino sugería 5 remedios contra la tristeza.
La semana pasada me encontraba, no triste, pero sí muy cansada. Así que decidí aplicar los consejos de santo Tomás, porque pensé que también me servían.
Estos consejos son:
Concederse algún placer. Como tenía que ir a San Sebastián por un asunto personal, me concedí el placer de comer de pintxos
Llorar. Este no lo apliqué porque no sentía la necesidad. Aunque el llanto es un lenguaje, una manera de expresar y de desanudar un dolor que a veces puede resultar sofocante.
La compasión de los amigos: la amistad. Había quedado con una amiga, pero se puso enferma y no pudimos vernos. Así que llamé a uno de mis hermanos y charlé un rato con él.
La contemplación. A esto me dediqué fundamentalmente. De camino, desde el autobús, pude contemplar el paisaje nevado. Y ya en San Sebastián el mar, que no defrauda. Y las tiendas que están puestas con mucho gusto. Además el día era espectacular. Lucía un sol radiante.
Un buen baño ya una buena siesta. Esto tampoco lo seguí porque el agua no estaba como para meterse y prefería mirar el paisaje a dormir la siesta.
Pienso que a santo Tomás le falta un sexto remedio: la risa. Es una de las cosas que más relaja.
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