Mi historia como padre para #dadstories

Cuando nació nuestra primera hija estábamos recién casados y teníamos 22 y 26 años, llegó en un momento muy dulce en lo emocional y duro en lo vital, aún así donde otros veían (y así nos lo transmitieron) un riesgo para nuestro estilo de vida y una molestia nosotros vimos a la personita que venía a ayudarnos a formar una familia.

Fue una niña muy deseada desde el momento en que supimos que seríamos padres (un 14 de mayo de 2002). El parto no fue muy bueno como ya hemos comentado

Mi relación con ella era muy cercana, cada mañana a las 7 le daba un bibe y le cambiaba el pañal para que pudiese seguir durmiendo un rato más y ella parecía agradecérmelo por las tardes cuando regresaba del trabajo ya que quería estar conmigo y pasar tiempo juntos. Incluso siempre comentamos con Gi que yo era su preferido cuando era peque.

En aquellas épocas conocíamos muy poco de porteo y las mochilas que usamos no nos gustaron, pero la chiquita iba siempre en mis brazos o en mis hombros. Éramos jóvenes y podía permitirme hacer fuerza con los brazos y la espalda, todavía no estaba tan cascado.

Con Sofi (6 años después) las cosas fueron diferentes, ella siempre fue una nena de su mami, desde su necesidad de teta todas las noches para dormir hasta su parecido físico.

Nos pilló más experimentados y con más formación sobre porteo, por lo que probamos casi todos los sistemas: mochilas, pouch, fular, bandanas, etc.  Con ella porteaba mucho fuera de casa porque dentro era para mamá, pero a la hora de pasear sí que aprovechaba más las mochilas portabebés ergonómicas para llevarla y sentirme más cercano a ella.

La ventaja de las mochilas por sobre el llevarlos en brazos no sólo se ven en la espalda, sino también en que tienes su cabecita más cerca para darles besos.

El chiquitín nació en casa y eso nos ha permitido tener otra relación con él, además de que ahora trabajamos desde aquí y pasamos todo el día juntos; pese a ser tetero se permite mucho más disfrutar tiempo con papi, a diferencia de la enana a él sí puedo dormirlo en la mochila estando en casa, no solo paseando. Además que, según recuerdo, me recibe con mucho más entusiasmo que las nenas y lo noto más cercano a mí, estoy seguro que se debe a que estoy más presente en casa con él.

El tener otras dos niñas en casa hace que sea receptor de más cariño y mimos, y nos lo devuelve con creces.

El ser padre es un viaje irrepetible, ninguna paternidad es igual a otra ni siquiera dentro de la misma familia.

Déjanos un comentario en la publicación del concurso en Facebook, contándonos tu historia de paternidad (propia, de tu padre, de tu pareja, de algún familiar o amigo) y gana una mochila Baby-Björn de la nueva colección primavera 2017.



Publicado inicialmente en Roderíc Papiblogger.

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