¿Qué necesitáis?
Bicarbonato sódico
Platos de plástico
Tizas de colores
Botes para almacenar los colores
Cola o pegamento infantil
Pinceles
Papel
Lo primero de todo poner un poquito de bicarbonato en un plato.
Usando tizas de colores, vamos rascando la tiza sobre el bicarbonato, para que vaya soltando polvo del color elegido, que se irá mezclando con el bicarbonato.
Cuando tengamos varios platos con diferentes colores, los doblamos por la mitad a modo de embudo y metemos el bicarbonato de cada color en recipientes individuales. Cada recipiente contendrá un color. Nosotros hemos usado unos recipientes que vienen con tapón y dosificador, de Ikea, que se supone que son botes para llevar los jabones, champus y demás cosas de aseo personal en los viajes. Como solo teníamos 4 colores, el resto de colores, los metimos en vasitos individuales.
Con un pincel bastante gordo, pintamos el papel con cola blanca haciendo dibujos libres. O bien, con pegamento infantil blanco o transparente, damos forma a los dibujos con el propio dosificador del pegamento.
Después usamos el dosificador de los botes que contienen el bicarbonato de colores o bien alguna cuchara con agujeritos (por ejemplo, las que se usan para la leche en polvo o los cereales infantiles), para ir echando bicarbonato con el color deseado sobre la cola o el pegamento. Pueden usar un poco el dedo para presionar y que se fije el color al pegamento, de manera que luego, moviendo la hoja, los restos sueltos de bicarbonato se podrán recoger fácilmente.
Aquí ya entre la creatividad de los peques y lo que quieran ir pintando y creando en sus hojas. Cuando veáis que la hoja se llena mucho, con cuidado, dejáis secar y después, podréis recoger el resto de bicarbonato que no se haya pegado. No olvidéis darle más hojas a los peques para que sigan creando.
Con esos restos de bicarbonato, podéis hacer botecitos para decorar de colores, o juntar todos los colores en un solo bote y mezclar para ver el color resultante de la mezcla. Ese bicarbonato podrá ser usado de nuevo para pintar en el color que haya salido resultante.
¿A que es sencillo? Pues resulta muy divertido, porque los peques crean sus propios elementos para pintar, hacen una composición básica en blanco o transparente (según el pegamento usado) y luego le dan color.
Yo recomiendo la cola blanca que puedan aplicar con pincel, que luego con agua caliente se puede lavar y volver a usar en cualquier momento. Pero podéis probar con diferentes tipos de pegamento, para ver cuál os gusta más como resultado. También recomiendo hacerla con niños y niñas a partir de 3 años, para que puedan rascar la tiza bien y colorear el pegamento. Pero como siempre, todo depende de cada niño.
Si además queréis añadir un poco de experimentación a la actividad, siempre podéis añadir unas gotitas de vinagre al resultado y enseñar a los peques como reacciona la mezcla y lo que pasa en el papel como consecuencia de la misma. Veréis que querrán probar más opciones y experimentar de muchas formas dentro de botes, en otros papeles, sin cola… etc.
Toda una tarde de creatividad, juego, diversión y experimentación.
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