Ehhh? qué les puedo decir, este año ha sido uno en los que he tomado conciencia de muchas cosas, entre ellas, que me faltan 5 años para los 40. Sí, bueno, no se me escarapela el cuerpo, ni me da la noica. Pero sí he decidido cómo quiero llegar a los 40. Así que este año me he puesto las pilas y he empezado a hacer cosas para mí misma.
Mis hijos están un poquito más grandes, por lo tanto estoy durmiendo mejor; ambos van al colegio, entonces tengo hasta la 1:30pm para hacer mis cosas, la mayor parte del año; tengo un poco más de trabajo, eso me da un poco más de caja chica.
Primero. Empecé la dieta. Al fin me decidí y ya voy 5 kilos en 5 semanas. Nada mal para mí que desde que soy mamá (ya casi 9 años) me ha costado bajar de peso. Empecé a meditar en que si no hacía algo antes de los 40, cada vez sería más difícil. De una vez.
Mejorar mi alimentación, de hecho el #1.
Segundo. Tratamiento dental. Nunca he tenido la dentadura perfecta pero los embarazos y las lactancias me terminaron de hacer leña. Un año de lactancia con cada hijo trajo como consecuencia dos muelas rotas, una con cada uno. No lo dejen pasar. El doctor Carlo, nuestro colaborador, me ha explicado que la salud bucal tiene más implicancias en la salud general de las que conocemos.
Curaciones, coronas, blanqueamiento. Era necesario!
Tercero. Mi ropa. A inicios del 2014, hice un manifiesto para este año. Lo he revisado y me he dado cuenta que algunas cosas las cumplí, otras estoy en proceso, otras todavía nada y otras tienen justificación. Entre ellas estaba vestirme mejor. Psee, bueno. Nunca he sido maniática de la moda, es más, casi casi lo contrario. No es que no me guste verme bien. Cuando he tenido trabajo, una salida o ganas, me he esmerado. Pero no es algo a lo que le haya dado mucha importancia. Jeans, polo y zapatillas. Listo. No sé si por descuido, poco presupuesto, otras prioridades, flojera, practicidad, no sé. Pero en mi Manifiesto 2014 decidí que quería vestirme mejor. Confieso que no todo el año lo he hecho, pero vamos mejorando.
No soy yo, por si acaso :D.
Pero es un look que va más con mi estilo: jeans, zapatillas y polo,
pero de una manera más estiloza.
Cuarto. Mi pelo. Cuando vi a la princesa Mérida de Valiente, de corazón, hice la paz con mi cabello. Mi melena ondulada y esponjosa siempre me sacado ese gesto de "y ahora qué hago con este pelo". Me gusta el cabello largo, pero me da calor en el cuello. Siempre me la paso con una cola de caballo, moño o algo que me dé sensación de frescor. ¿Y por qué no lo corto? Es que de verdad me gusta largo. Así que decidí hacer algo para llevarlo suelto sin esa sensación que me atosiga (tampoco puedo usar collares, siento que me ahorcan y sofocan). Hidratación con keratina. Descubrí la magia. Mi cabello está suave, el volumen se redujo a la tercera parte y ya no me da tanto calor (aunque a veces todavía lo amarro). De paso, me hice una iluminación para verme diferente.
Algo así era mi pelo, pero en marrón. Creo que no era taanto, pero así lo sentía... jiijiji
Quinto. Sé que nunca he sido y probablemente nunca seré una fashion lover, pero hay algo que siempre he cuidado: mi piel. No me maquillo mucho, por múltiples razones, pero si la cuido. Desde los 15 años todas las mañanas y las noches, me embadurno la cara en cremas (el cuerpo solo después de bañarme). Esa rutina de limpiar ? tonificar ? hidratar siempre ha sido parte de mi vida. Creo que gracias a eso, mi piel quedó bastante bien después de un accidente que tuve. (Ya les cuento en un siguiente post). Ahora, a mis casi 35, decidí hacer algo más por la piel de mi rostro, por dentro y por fuera. Porque siempre me ha gustado sentirme y verme con un rostro saludable y fresco, porque ahora las ojeras post maternidad no desaparecen ¿alguna vez lo harán?, porque los poros se notan, porque las líneas de expresión no se terminan de regresar a su lugar después del gesto facial, porque tengo áreas enrojecidas. ¿El accidente? ¿La edad? ¿Los embarazos? ¿El medio ambiente? ¿Todo junto? Probablemente lo último.
Limpiar + tonificar + Hidratar = Piel saludable. Y a esto le sumamos proteger.
Cuando nos convertimos en mamás, nuestros hijos se convierten en nuestra prioridad. Nos sacrificamos por ellos ?porque es lo que nos toca-, priorizamos sus necesidades sobre las nuestras y nos dejamos un poco de lado. Yo lo he hecho. Pero no es del todo saludable. Llega un momento en que te pierdes en medio de la vorágine sin descanso que es la maternidad.
Yo he vivido mi maternidad pendiente de mis hijos, priorizándolos, leyendo libros, trabajando en mi carácter para tratar de ser el mejor ejemplo que pueda, buscando su bienestar, aprendiendo para enseñarles. También he buscado que en medio de eso, la buena relación con mi esposo se cultive y mantenga. Y estoy feliz. Siento y creo que he invertido bien mi tiempo, energías, esfuerzo. Pero también siento que me dejé un poco de lado.
Por eso, en la medida de lo posible, toma decisiones en cuanto a ti misma. Aunque sean pequeñas, poco a poco. No descuides tu vida interior, tu salud, tu peso, tus intereses, tu forma de vestir, tu piel. Es posible hacer ambas cosas, con equilibrio.