Fue pasando el tiempo, fui aprendiendo de ella, luchamos juntas para conseguir un sueldo digno, por contratos que correspondieran a nuestro trabajo. Hicimos unos cuantos viajes juntas por españa conduciendo una furgoneta enoooooorme, llevándonos retrovisores de autobuses por calles estrechas de Bilbao (esa fui yo, ejem ejem), metiéndonos en las frías aguas de La Coruña en mayo, mientras cada una de nosotras intentábamos triunfar en nuestra profesión. Yo todavía no había terminado periodismo, ella nunca dejaba de inventar y crear.
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