Si hay que llorar, hazlo, déjate ir, que tus lagrimas sean río de descanso y bálsamo de tu alma.
Las lágrimas no son malas, son necesarias para sacar lo que se ha llevado por dentro durante mucho tiempo.
También las hay por algo que apenas inicia como una enfermedad, una separación, una pérdida, cuando duele hay que comprenderlo, hay que llorar, no pasa nada y si puede complicar mucho el no hacerlo.
Llorar es un proceso de aceptación, de adaptación a lo que se está viviendo, de duelo por lo que ya no es, de nostalgia por el recuerdo que quisiéramos que no lo fuera.
Llorar no es un acto de debilidad, es un desahogo para tomar fuerza cuando se termina de hacerlo, para poder tener valor de afrontar un cambio de vida, de emociones, de actitud.
Hay lágrimas dulces y lágrimas saladas, amargas.
Pero también aparte de las penas, también se llora de alegría y si también hay que hacerlo porque es otra emocion que nos libera a otro momento, yo llore cuando mis hijos caminaron por vez primera, cuando los deje en el colegio, cuando los veía en los festivales bailar, esa emoción que estalla dentro y que solo sale a través de las lagrimas, es un orgullo, son bendiciones, esas lágrimas son sagradas porque son alegría que te regalan, te enchinan la piel, no todo es tristeza.
También hay lágrimas de la nada, esas que aparecen en la soledad por cansancio y que te hacen descansar o las lágrimas de empatía cuando alguien que llora te contagia y sientes su pena, aquí son compañía.
A los 40 me reconozco en las lágrimas que he derramado, no me definen pero me han formado,,se que aún me faltan varias y a lo mejor me encuentro en un momento de catarsis para poder hacerlo a todo pulmón, pero no me angustian ni me acongojan, al contrario, sé que cuando sea el momento en que caigan solas, serán parte del descanso de mi corazón y se también que las tendré por cosas buenas, esas son las que estoy segura disfrutare más.
Gracias por tu valioso tiempo.