Quería enseñaros algo nuevo que hayamos hecho, una manualidad, un DIY o una actividad, algo divertido, pero es que últimamente lo que más hago es reflexionar, voy hablando sola por la casa, por la calle, en el supermercado, en el metro, en el bus; vamos que me paso el día pensando en reflexiones que escribir aquí, en momentos geniales que quiero compartir.
Resulta que es lo que más me apetece y, aunque sé que aburren un poco, este espacio es para expandirme, así que: expandámonos.
Un sábado de estos el Príncipe andaba en la bici y las Peques se vinieron a mi cama, estuvimos un rato despertándonos y haciéndonos cosquillas (simplemente riéndonos por reír y disfrutando las tres juntas).
Como ya se estaban alterando (muy normal, claro) las mandé a ponerse las zapas, la bata y a la cocina y yo me fui a preparar el desayuno. No paraban de reírse y, en un momento,
SILENCIO
¿Qué pensé? "Algo están haciendo que no deben."
Nada más lejos de la realidad. Para mi sorpresa y alegría, la Peque Grande estaba "leyendo" un cuento a la Peque Pequeñita.
AYS, ¡qué dulzura!
Tuve suerte y pude capturar el momento y, lo que es más, pude disfrutar de 60 segundos de paz, alegría infinita y amor desbordante.