“Tú podrás regresar, porque eres joven, pero yo ya no volveré”.
Esta simple frase que Marceline oyó de boca de su padre cuando eran deportados en el mismo tren al campo de Auschwitz-Birkenau en abril de 1943, quedó grabado en su memoria para siempre y es el origen de este relato.
La dramática lucha de una chica de quince años por sobrevivir en una situación que ha pasado a la historia como paradigma de la máxima depravación del hombre queda plasmada con una voz asombrosamente desprovista de sentimentalismo y autocompasión.
A mí me ha dejado el alma encogida. He leído bastantes libros sobre el Holocausto judío. Y siempre siento un profundo respeto y admiración por las personas que han tenido el coraje y la fuerza de sobrevivir cuando hubiera sido mucho más fácil dejarse morir.
Pero en honor a la verdad tengo que decir que me gustaron más otros dos que leí hace tiempo: “En tonos de gris” y “La estepa infinita”. Me parecieron más abiertos a la esperanza.
“Y tú no regresaste” de Marceline Loridan-Ivens deja un regusto más amargo. Pero siento el mismo profundo respeto que por las otras protagonistas.
¡Ojalá todos estos relatos sirvieran para que desaparezcan las guerras y los maltratos por odio racial o religioso!
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