Los alimentos pueden tener fecha de caducidad o fecha de consumo preferente. Los primeros pueden ser perjudiciales para nuestra salud si los consumimos fuera de fecha, los segundos no ponen en peligro la misma. ¿Pero, cuales son?
Esta mañana mi hija mayor iba a desayunar tostadas de pan de molde y al coger el paquete ha visto que la fecha de consumo preferente era de hace varios días. Yo le he dicho que no pasaba nada por que se comiese el pan unos días más tarde , pero después, me ha asaltado la duda de si lo que le estaba diciendo estaba bien o no.
Por eso me he zambullido en Internet primero, para saber la diferencia que hay entre fecha de caducidad y consumo preferente, y segundo, para conocer los alimentos que son seguros para el consumo aunque su fecha ya haya cumplido.
La fecha de caducidad indica cuándo un alimento deja de ser seguro para el consumo desde el punto de vista sanitario. A partir de esa fecha el producto no se debe ingerir. Se utiliza en productos muy perecederos como carnes, pescados, productos al vacío o pasteurizados.
La fecha de consumo preferente, por el contrario, indica hasta qué fecha el alimento mantiene intactas sus propiedades, siempre y cuando el envase no se haya abierto. A partir de esa fecha, el producto empieza a perder algunas de sus cualidades físicas, pero su consumo sigue siendo seguro.
La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) nos ofrece la lista de los diez alimentos con fecha de consumo preferente que no suponen ningún problema para nuestra salud si se consumen fuera de fecha mientras no estén abiertos ni presenten envases cuyo deterioro sea evidente. El sabor que puedan tener puede o no variar dependiendo del producto pero
No hay problema por consumir estos 10 alimentos con fecha de consumo preferente días o semanas después, mientras no estén abiertos ni presenten signos de estar deteriorados. Eso sí, puede que tengan peor sabor o textura:
Yogures.
Pan de molde.
Patatas fritas y frutos secos.
Bollos y galletas.
Refrescos y alcohol.
Pastas, arroces y legumbres.
Mermelada y mantequilla.
Embutidos y quesos curados.
Sopas y salsas de sobre.
Envases de tomate.
Fuente: OCU.