Un grupo de investigadores de la Universidad de Southampton en el 2007, retomó el estudio sobre la relación entre aditivos e hiperactividad.
Para realizar el estudio se siguió un protocolo científico riguroso, y se evaluaron los efectos de los colorantes artificiales y otros aditivos alimentarios, entre las mezclas ingeridas por los niños había colorantes artificiales y el conservante benzoato de sodio, muy frecuente en los refrescos con gas. Los investigadores registraron la respuesta de 153 niños de tres años y 144 niños de ocho y nueve años de edad, de ambos sexos, tras el consumo de mezclas de aditivos en diferentes bebidas.
Los resultados del estudio arrojaron que cuando los niños tomaban esas bebidas se producía un aumento de hiperactividad, cabe destacar que los resultados no eran similares en todos los niños. Sin embargo si se observó, que el deterioro de comportamiento se producía en los niños en general y no sólo en los que habían sido diagnosticados con hiperactividad.
La observación del comportamiento de los niños en el hogar, en la escuela y en pruebas estandarizadas con respecto al grupo de niños 8 a 9 años de edad, los investigadores concluyeron que las mezclas específicas de los aditivos alimentarios, aumentan la hiperactividad en algunos niños, de manera significativa.
Un hecho particularmente interesante es que los efectos adversos de los aditivos alimentarios se observaron en niños sanos, no hiperactivos, sin diagnóstico de trastorno por déficit de atención.
Según el Profesor Jim Stevenson, que dirigió el estudio, existen pruebas definitivas de que la mezcla de algunos colorantes alimentarios con el conservante benzoato de sodio puede influir de forma negativa en la conducta de los niños.
Cómo puede usted estar segura que su hijo no los consuma?
Limitando los alimentos procesados, jugos empacados, chucherías empacadas, barras de cereal, etc. Prepárele meriendas más saludables y naturales, incluya frutas que siempre son buena opción, leche, refrescos naturales, emparedados con pan integral, tortillitas con queso o frijoles, enséñele a comer nueces y semillas, etc.
En resumen:
Aunque el estudio no es concluyente que a todos los niños les afecten por igual, el evitar esos alimentos, puede ayudarles también nutricionalmente, sobre todo con el tema de la obesidad infantil que queremos evitar.
Recordemos que las chucherías están en la zona roja de la pirámide nutricional, significa que se debe consumir en raras ocasiones o mejor nunca, por lo que si negamos su consumo expliquemos el porqué y prediquemos con el ejemplo. Además, el permitir que los niños abusen de los dulces o alimentos no recomendados, es atentar contra su salud, así como algunos componentes básicos de éstos le pueden ser alérgicos, ya se han presentado casos al respecto.
Realicemos las golosinas en casa, con alimentos naturales y usando la imaginación a la hora de presentárselas, así nos aseguramos que nuestros niños están consumiendo algo saludable.
Lee aquí una receta fácil de como hacer una golosina saludable elaborada en casa.
Fuente:The Guardian Healthcare Innovation Awards
Imágen:Blog Dieta
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