Tenía ganas de hacer unos banderines para mi peque que fueran sencillos y vistosos, con material que solemos tener por casa. Y éste ha sido el resultado, unos banderines de cartulina, decorados con washi tape y que están adornados con materiales reutilizados que encontramos fácilmente: los palitos de las brochetas y las cintas cortas de colores que todas recortamos de las camisetas nuevas (y que, o tiramos a la basura, o guardamos sin saber para qué).
Los banderines podrían haber ido así, tal cual, pero les añadí el detalle del palito de madera, que va a a juego con la cuerda para colgar, como en esta foto. Me gusta cómo queda el banderín con la inicial de mi peque en el cabecero de la cama o en la puerta de su habitación, junto a su nombre, marcando su pequeño territorio.
Los banderines quedan bien en cualquier sitio, como en la pared de la cama (y como no pesan apenas van simplemente colocados con un trozo de cello detrás, más cómodo imposible), pero también en las estanterías de los cuentos, donde a mí personalmente me ha gustado más (y creo que al enano también). Así luce mil veces mejor nuestro rincón de lectura.
Para hacerlos, simplemente hay que recortar un triángulo en cartulinas de diferentes colores y colocar los washi tapes sobre su silueta. Pueden ser whasi tapes que vayan entre sí, como los que he empleado yo, de PaperChase (para la próxima visita a Londres me pido éstos de animales) o diferentes para romper y que cada banderín sea diferente. Los podemos colocar en la forma que queremos, guardando un espacio entre una tira y otra para darle más color y algo de profundidad. La inicial es de goma eva, para que la letra tenga relieve.
Los banderines están unidos entre sí por las cintas de colores, que van atadas sin importar que se vean los nudos. De hecho, creo que eso es parte de su gracia, además del colorido. Y en esta foto, todo el material empleado:
¿Os gustan? ¿Os animáis a hacer unos? ¿Dónde los colocarías?
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