Hace poquito fue el cumpleaños de mi sobrino Gerard y le regalamos esta cadena anual Waldorfssori, un material manipulativo que no solo permite crear composiciones creativascon las bolitas en el hilo (collares, pulseras, cinturones, gusanos, serpientes, trenes…) sino que es un material único para convertirlo en una cadena anual y vivenciar el ritmo de la vida.
¿Quieres ver en qué consiste?
La cadena anual, un material Waldorfssori
Este es un material inspirado por una parte en la filosofía Montessori, donde son muy conocidas la “cadena del 100” o la “cadena del 1000” para trabajar conceptos matemáticos.
Las famosas cadenas doradas Montessori están diseñadas para introducir conceptos abstractos matemáticos de una manera concreta. Son casi mágicas. Al ofrecer a los niños una representación tangible de algo abstracto, de repente las ideas complejas se hacen obvias. (en este post de Creciendo con Montessori puedes ver en qué consisten).
Además permiten crear una memoria táctil, lo que está más que demostrado que genera conexiones y aprendizajes más profundos y duraderos.
Así que la cadena anual ¡podría haber sido diseñada perfectamente por María Montessori!
Porque... ¿qué sucede si aplicamos esta idea al concepto del paso del tiempo que se produce en un año?
Y no solo eso, y si basándonos en la pedagogía Waldorf, ¿damos un color a cada estación, y dentro de cada estación tres tonalidades distintas, y cada bolita representa un día?
Así es cómo conseguiremos proporcionar de una manera única y vivenciada una representación concreta y completa del concepto del paso del tiempo.
Y así es como nace esta cadena anual Waldorfssori, que además la que regalamos a mi sobrino es made in Spain, con materiales totalmente naturales y sostenibles, producida por la familia de Grapat Joguines (te hablé de ellos aquí) y distribuida por Jugar i Jugar.
Vivenciar el paso del tiempo y el ritmo de la vida
La cadena anual es un material tan sencillo que sorprende lo mucho que puede aportar.
Una bolsita de tela llena de bolitas pequeñas de diferentes colores que van acompañadas de un hilo largo, largo, largo que representa el año y 13 preciosos bols naturales teñidos a mano con tintes vegetales.
Y cada bolita representa un solo día del año.
Y cada color representa un mes. Y no son colores al azar, sino que cada uno tiene su significado. Siguiendo la propuesta del ritmo de la vida Waldorf:
Enero: violeta oscuro
Febrero: azul
Marzo: turquesa
Abril: verde oscuro
Mayo: verde claro
Junio: pistacho
Julio: amarillo
Agosto: ocre
Septiembre: naranja
Octubre: rojo
Noviembre: burdeos
Diciembre: marrón
Además hay un decimotercer color que es el color natural (sin teñir) que representa aquellos días o eventos especiales que acontecen también en un año: cumpleaños, la caída de un diente, Navidad…
Y a lo largo del año pasamos por cuatro estaciones diferentes, por eso el material viene acompañado de cuatro trocitos de tela que, anudados al gran cordel del año, nos ayudan a tocar, ver y sentir el paso de las estaciones.
Así, cuando pasemos al invierno podemos anudar el lazito azul; en la primavera el verde; cuando sea verano el naranja y para el otoño el marrón.
Si tenemos las bolitas de cada mes guardadas en su bol correspondiente, por ejemplo en el rincón de la mesa de estación de casa, cada mañana el niño/a puede añadir la bolita del día a la cadena del año.
De esta manera la cadena anual irá creciendo y creciendo, y al final de cada mes, los cambios de color permiten al niño/a tener representación clara de la relación entre los días, meses y años.
Al final del año, la cadena estará llena y el niño/a puede reconocer y admirar la longitud de un "año" en comparación con cada día individual.
Es algo que repetido año tras año desde que son pequeñitos (desde los 3 años diría yo) enseña mucho más que el concepto matemático del tiempo. También ayuda a trabajar la paciencia y el autocontrol, ya que sólo se puede añadir una bolita cada día.
Aunque en realidad, esto es un material abierto y versátil, que debe adaptarse a las necesidades e intereses de los niños, y no solo nos puede ayudar a representar el ahora, y el paso del tiempo actual, también se puede utilizar para representar el mañana (utilizándolo como una cuenta atrás para esperar un día especial) o utilizarlo como material de composición creativa.
Es lo que más me gusta de los elementos de juego abiertos, que pueden tener muchos usos y sentidos.
A mi sobrino Gerard le gustó mucho el regalo, y junto a mi sobrina y a Sunflower, montaron enseguida un buen despliegue de bols y bolitas en el jardín.
Se lo pasaron muy bien clasificando las cuentas por meses y Gerard comenzó a componer el mes de diciembre, marcando el día de su cumpleaños y también el de Navidad, y ya puso el lazito azul de cuando empieza el invierno.
Sin duda, un material maravilloso para crear un día a día más vivencial y más activo; más lleno de reflexión y de significado sobre el paso del tiempo.
Lo puedes encontrar aquí.
Y como ya dije una vez cuando te presenté otra opción parecida (el calendario anual), por favor, ninguna escuela más enseñando a los niños el paso del tiempo con calendarios DINA-3 cuadriculados, no es difícil adaptar y utilizar un material manipulativo, activo y vivencial como este en versión DIY, para los niños tiene mucho más sentido y coherencia y realmente les ayudaremos a vivenciar el ritmo de la vida de una manera que puedan integrar.
<<Si un niño no puede aprender de la manera que enseñamos, quizás debemos enseñarles de la manera que ellos aprenden – Ignacio Estrada>>
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