A diez años repetimos la fórmula.
Isabel llegó tan adelantada que ni siquiera habíamos comprado lo necesario para su llegada, ni ropa, ni biberones ¡ni cuna! Dormirla con nosotros era la única opción. Las primeras dos noches no pudimos descansar, ya saben, bebé recién llegado y todos los miedos del mundo. Mi esposo temía que por el cansancio pudiéramos asfixiar a la bebé o lastimarla al dormir, así que recuerdo que una noche salió con mi hija mayor, con el pretexto de ir a la tienda. En realidad había venta noctura y fue en busca de la cuna para Isabel.
Llegó con lo que nosotros describimos la cuna ideal: Next2me de la marca Chicco. Esta es una cunita hecha para el colecho por su sistema de anclaje que permite unirla a la cama, además de que se puede usar como cuna convencional. Se ajusta a diferentes alturas y también puede inclinarse para reducir los riesgos en bebés que sufren reflujo.
A nosotros nos ha parecido una cuna muy práctica, ocupa muy poco espacio y dormimos muy a gusto teniendo a la bebé junto a nosotros sin temor de hacerle daño. Claro que ahora que está más grande, los miedos han disminuído y aveces la dormimos entre nosotros por el puro placer de dormir todos abrazados.
En conclusión, recomiendo ampliamente el colecho: se descansa mejor, favorece la lactancia materna y el bebé se siente más seguro. Si tienen miedo de lastimar al bebé, pueden optar por una cuna especial para colecho, te aseguro descansarás más y mejor.
¿Y ustedes colechan?