Pues hoy te voy a hablar de un lugar que reúne todas esas características. Está al norte de Portugal, en los alrededores de Vila Nova da Cerveira, concretamente en Gondarém.
Es una casa señorial del siglo XVII, que comenzó siendo un albergue de peregrinos, ya que está situada en un antiguo camino hacia Santiago de Compostela, y que ahora se ha convertido en un hotel, el Boega Hotel.
Está dividida en 3 edificaciones, la Casa Principal, la Casa del Presidente y la Casa de Campo, pero te dejo unas cuantas fotos para que admires su belleza.
Aquí es donde está la recepción del hotel, los salones y el comedor. Es el edificio principal y el primero que ves nada más entrar.
Esta es otra de las casas, donde se puede disfrutar de un aperitivo en la terraza, mientras los más pequeños pueden disfrutar dándole de comer a los peces...
Y la última casa, es la que tiene los bungalows. Es la edificación más reciente con vistas al jardín y terraza.
Lo más increíble del lugar, son las tremendas vistas e instalaciones. Nada más entrar te encuentras con una fuente de los deseos alucinante...
Y detrás de ella están las piscinas...
Además cuenta con una piscina infantil, y grandecita, que normalmente son poco más que una charca...
Y sí, lo que se ve al fondo es el río Miño...
Además tiene un pequeño parque con columpios, rodeado de césped por el que Leoncito se lo pasó en grande rebozándose con la hierba jeje.
Y si todo esto te gustó, te voy a hablar de la comida, porque simplemente es espectacular!! Además hacen que sea tan especial, que te quedas con ganas de volver sí o sí.
La cuestión es que tienes que reservar con anterioridad, pero no sabes qué es lo que te van a servir, es una sorpresa. Esperamos fuera, mientras observábamos las maravillosas vistas, hasta que salen a avisarnos con una campanita de que el comedor ya está listo.
Entramos y ya tenían una mesa preparada para nosotros, con una trona de lo más mona para Leoncito. Nos tomaron nota para las bebidas y nos pusieron pan, tres deliciosas clases cada cual más rica que la anterior.
Al rato, en la mesa central del comedor, ponen las fuentes del primer plato y llaman a los niños de la sala para que toquen la campana, y así avisar que ya podemos servirnos. Era una crema de verduras con repollo, riquísima. Recogen, y para el segundo plato, vuelven a avisarnos los pequeños con la campana. Esta vez unas migas de bacalao con ensalada. Pensábamos que ya tocaba el turno de los postres, pero no, aún había un tercer plato de ternera asada con patatas y arroz, esta vez fue Leoncito de mi mano a tocar la campana. Y por fin llegaron los postres, y sí, varios postres, y por supuesto caseros: flan de huevo, tocinillo de cielo, soufflé de merengue, tarta de crema y fresas y crema catalana. Como puedes imaginar, casi salimos rodando de allí jeje.
Después de comer, disfrutamos de la sombra de un frondoso árbol, mientras Leoncito jugaba en la casita de juguete, o "dialogaba" con Mafalda, una niña portuguesa que estaba hospedada allí, o dormía la siesta. Estábamos tan a gusto, que cuando nos dimos cuenta ya eran las 7 y media de la tarde...
Fue un día estupendo, pero como sé que te quedaste con ganas de más, aquí tienes las fotos de la comida.
Aquí está la mesa con los niños avisándonos de que ya estaba el plato
Mira que trona más chula, con un cangrejito jeje
Los tres platos, cada cuál más delicioso
Y qué decir de los postres... volvería a comerlos otra vez jeje
Vamos que nos quedamos con ganas de volver a repetir. Y a ti ¿no te entran ganas de pasar ahí un fin de semana??