Consecuencias de gritar a los niños

A la larga un abuso de la fuerza conlleva un sufrimiento del niño y un deterioro de su autoestima, ya que no se siente valorado ni querido por sus padres y le impide establecer una relación cálida y afectiva con ellos. Por el contrario, puede convertirse en un eterno rebelde que desafía continuamente a la autoridad y al que se le va a ir incrementando la frecuencia y la intensidad de los insultos, las amenazas o los castigos, llegando incluso a los malos tratos psíquicos y físicos, extremo que hay que evitar a toda costa. 

Y además le puede provocar sentimientos de revancha y rebeldía e inducir a la agresividad, ya que está sufriendo en sus propias carnes un modelo inadecuado que le parece injusto, lo que aumenta la probabilidad de que él lo aplique a su vez con los más débiles, bien a corto plazo con hermanos y compañeros o a largo plazo con niños, pareja o subordinados en el trabajo, por ejemplo.

Establecer límites y normas desde que son pequeños es la clave para conseguir conductas adecuadas. Tan dañino es el exceso de permisividad sobreprotección como la aplicación continua de sanciones. A la larga da mejores resultados recompensar las buenas conductas e intentar buscar alternativas a los actos menos adecuados. Para ello, hay que explicarles con claridad lo que se espera de ellos, enseñarles cómo lo deben hacer, darles el tiempo necesario para ejercitarlo, valorar sus esfuerzos y aplaudir cada uno de sus pequeños logros con elogios, atención, afecto y compañía. Solo así conseguirán alcanzar la madurez y ser responsables.

Lo que hay que evitar a la hora de educar a un niño

* Ceder después de decir no.

* Entrar en contradicción el padre y la madre.

* No escucharlos.

* Exigir la perfección y éxitos inmediatos, sin proporcionarles un tiempo de aprendizaje.

* No cumplir las promesas y los castigos.

* Amenazar y chantajear.

* Utilizar etiquetas con adjetivos «descalificativos».

* Generalizar con expresiones como «siempre» y «nunca».

* Sacar los trapos sucios en vez de centrarse en la situación actual.

Sugerencias útiles para evitar disgustos

* Al comenzar la jornada tomarse el tiempo necesario para evitar las prisas.

* Establecer rutinas diarias que permitan fomentar hábitos básicos: aseo, orden, respeto, responsabilidad, etc.

* Dejar claras las reglas importantes y no enfrascarse en disputas que no valen la pena. «¡Hay que abrigarse! Da igual que elija el jersey rojo o el verde».

* A la hora de poner límites, hay que centrarse más en lo que el niño puede hacer que en la prohibición.

* El juego del niño es importante para él, por lo que hay que darle indicaciones que le permitan terminar lo que está haciendo.

* Tratarle y pedirle las cosas con respeto, tienen sentimientos igual que nosotros.

* Evitar hacer comparaciones entre hermanos o conocidos.

* Ayudarlo a tomar decisiones.

* Predicar con el ejemplo, de forma que las palabras y los hechos tengan coherencia.

* No criticar a la autoridad: pareja, profesores, abuelos, Gobierno, etc.

* Construir sobre los aciertos del niño y no criticar sus debilidades, de forma que encuentre sentido al esfuerzo.

* Dejar hacer al niño lo que esté en su mano.

* Confiar en él.

* Reconocer los propios errores y admitir otros puntos de vista.

  Fuente :Virginia González. Psicóloga 

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