Me estoy refiriendo a esa pequeñas irregularidades que los padres observan en sus hijos nada más nacer y que les hacen preocuparse, porque no conocen el origen ni la razón de las mismas. Supongo que es algo normal. Cuando nace el primer bebé, uno quiere que todo sea perfecto, pero seguramente, de lo que muchos padres se olvidan, es de que la naturaleza es más sabia que cualquier guía infantil que podamos aprendernos de memoria. Os pongo algunos ejemplos.
Muchos niños, por no decir la mayoría, lloran sin lágrimas los primeros días de vida. Esto ocurre porque los recién nacidos todavía tienen los conductos lagrimales cerrados, debido a lo pequeñitos que son. Tiempo al tiempos, si os resulta inquietante no obtener una señal física en sus ojos, lo que se recomienda es escucharle, pues sus gemidos y el tipo de llanto que emita, le delatarán seguro.
Otra curiosidad a cerca de los bebés de corta edad es que les pueden aparecer pequeñas ampollas, sin aparente razón. Hay que saber que es debido a la succión y a lo sensible y altamente irritable que tienen la piel. Ante esto, no cabe más que la paciencia, pues siempre tienden a ir desapareciendo. También suelen estornudar muchas veces, y esto no tiene por qué implicar una irregularidad en sus pequeños sistemas respiratorios. ¡Todo lo contrario! se trata de una reacción muy sana de sus organismos, que están empezando a funcionar. Así, limpian sus vías respiratorias.
Alguna vez he visto cómo algunos padres se obsesionan ante pequeños bultitos o deformaciones que aparecen en las cabezas de sus bebés recién nacidos. Éste, es otro rasgo manifiesto de lo pequeños y sensibles que son todavía. Y tened por seguro, que también desaparecerán con el tiempo.
¿Se os ocurren o recordáis ahora mismo, experiencias parecidas con vuestros bebés, que os hicieron disparar las alarmas? Pueden ser de gran utilidad para mamás y papás primerizos, animáos.