Recuerdo una niña de coletas rubia husmeando siempre en la cocina, buscando en que podía ayudar a mamá en esas comidas tan ricas que ella hacía, y recuerdo el olor a bizcocho como el más rico del mundo! Por eso, entiendo a Alberto Lareo cuando habla de sus comienzos desde niño con su abuela Rosa.
Yo sigo manteniendo que nunca más comeré los callos más ricos del mundo, porque esos salían del puchero de la mía, otra abuela que ponía todo su amor en cada receta. Gracias a esas abuelas, que se empeñan en disfrutar con sus nietos, y sin ellas saberlo siembran esa semillita que a veces brota, y en este caso de la forma más brillante!
Tiene que estar muy orgullosa la Abuela Rosa, yo es que me la imagino recibiendo la noticia de que su nieto, su Alberto, ese pequeñito que cocinaba metido entre su falda, es ahora el tercer cocinero revelación de Madrid fusión, aunque para ella la revelación ya se haya dado hace años…
Hoy por hoy, tenemos un montón de información gastronómica a nuestro alcance, y la profesión de Chef nos parece más cercana que nunca gracias a todos esos programas de televisión, que para bien o para mal ahí están. Pero lo cierto es que para llegar tan alto, hay mucho esfuerzo detrás, y aunque Rosa haya plantado su semilla, ha sido Alberto el encargado de regarla y darle el mimo necesario para que esa semilla floreciera como lo ha echo ya hace bastante tiempo. Son muchas horas metido en una cocina, muchas renuncias a una vida de un adolescente normal, de tiempo de ocio y de familia, y de mucho trabajo, esfuerzo, pasión y dedicación. Por eso este premio es más importante de lo que pueda parecer, ya que tiene un sacrificio detrás que no sale reflejado en ningún concurso de televisión, y porque el premio sin duda, es ver la cara de sus clientes al meter un bocado de sus elaboraciones en la boca.
Admiro mucho a Alberto, me gusta su cocina, su forma de ser y su esfuerzo por potenciar el producto gallego. Creo que esto no va a quedar aquí, y que los premios a partir de ahora se sucederán uno detrás de otro, porque lo conozco, y porque sé que no parará, no parará de cocinar que es lo suyo, y de superarse a él mismo día a día, y sorprender cada vez más a sus clientes, que es para quien trabaja, y de quién recibe los premios que de verdad le interesan, porque al final el cliente es el que tiene que salir sonriendo, y el que de verdad vuelve a tu mesa porque le ha gustado lo que has creado. El verdadero critico.
Vale la pena ir al Manso, y vale la pena probar la cocina de Alberto. Es una cocina que no os dejará indiferentes, saldréis con ganas de volver a entrar en su restaurante, y con ganas de contar la experiencia de probar sus platos. Tienen un menú diario por muy poco dinero. Os hablo de grandes platos, grandes sabores, y gran producto de las manos de un super grande a un precio muy pequeño. El Manso está en Santiago de Compostela, dónde este año, por cierto, vuelve a ser santo según el Papa, el año de la misericordia e igual con la excusa decidís pasaros a conocer a Alberto Lareo. Vale la pena, os lo garantizo, no dejéis de hacerlo porque no os lo perdonaréis.
Podéis leer la entrevista que le hicimos hace unos meses para nuestra web Desayuna Galicia .
Manso Restaurante: Avenida de Vilagarcía 21, Santiago de Compostela, A Coruña
Reservas@mansorestaurante.com – 881 959 657
www.mansorestaurante.com
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