Comenzamos el nuevo curso y llegamos de un periodo vacacional amplio; nos toca adaptarnos a la rutina escolar y a los cambios de clases, compañeras, profesoras, etc. Y en este periodo, también nos toca decidir las actividades extraescolares. Nos entran las dudas y nos preguntamos si nuestras hijas disfrutarán con la oferta que existe.
Las actividades extraescolares están orientadas a potenciar a nuestras hijos/as, a ayudarles a crecer y a disfrutar con aquello que les gusta. La niña o el niño son el centro de su propio aprendizaje; por ello, este tipo de actividades, suponen una oportunidad, desde un ángulo más relajado, de enriquecerse con otros estímulos.
Si bien es cierto que en ocasiones, llenamos a nuestros hijos de actividades, con tal de cubrir todas esas horas que las personas adultas no podemos acompañar o también porque sentimos la necesidad de que nuestra hija o hijo aproveche y aprenda todo lo posible. Esto es exactamente lo que requiere poner toda nuestra atención: un enfoque que sume o un enfoque que reste.
Teniendo en cuenta la situación familiar, acertaremos y apoyaremos a nuestros hijos/as, siempre que el enfoque persiga su bienestar, siempre que contemos con su opinión, con su motivación, con sus capacidades y destrezas. Esto no significa que elijamos lo que se les da bien, pues tal vez quieran mejorar en algo que les cuesta. Tampoco significa que elijamos lo que ellos quieran, pues los padres pueden guiarles y proponerles aventuras que desconocen.
Es un ejercicio de escucha, de observación y de negociación.
A modo resumen, estos son algunos aspectos a tener en cuenta:
Conocer los gustos y habilidades de nuestros hijos/as
Desde pequeños todos los niños/as comienzan a interesarse en distintas actividades, fomentadas muchas veces por el ambiente familiar, donde pueden disfrutar practicando deportes, escuchando música o tocando algún instrumento, etc. Estos intereses se trasmiten de una forma especial. No obstante, otras veces, nos sorprenden con habilidades o intereses totalmente distintos a los que se fomentan en la familia.
Todo esto nos da pistas para ir conociendo a nuestros hijos/as y poder guiarles en la elección de su ocio.
No obligar, fomentar de manera positiva la actividad extraescolar
Tras el ejercicio de observación, nos toca el ejercicio de escucha y negociación. La comunicación como herramienta fundamental. Escucharemos sus miedos, preferencias, gustos, inquietudes u obstáculos; luego ellos escucharán los nuestros siempre desde el respeto al niño. Y por último, esa negociación donde primará el bienestar, evitando la imposición y el sentimiento de obligación. De esta manera, alentaremos a nuestro hijo/a.
Tener conocimiento de las diferentes extraescolares
Existe una gran diversidad de extraescolares hoy en día. A la hora de elegir cuál será la más adecuada, será importante concentrarnos primero en el tipo de actividad que buscamos: deportiva, artística, tecnológica, musical, académica, etc. Esto nos facilitará en la elección de la extraescolar que será más específica.
Reflexiones sobre el tiempo invertido
En consonancia con el título de este artículo es congruente reflexionar sobre si el tiempo invertido en esta actividad se complementa con otras actividades que podría estar realizando.
Con esto nos referimos, a que cada vez que tomamos una decisión, renunciamos a cosas. Aun así, ser conscientes de que lo que deja de hacer por estar en la extraescolar, está cubierto en otros espacios de su vida.
Mar Galán García
Psicopedagoga
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