Se acostumbra, como primera alternativa para corroborar que un bebé está presentando un cuadro febril , es tocarle la frente, tocar por detrás de las orejas, también suele dársele un beso y tocarle la piel; estas son técnicas que podrían indicar de forma cualitativa la presencia de un cuadro febril, sin embargo, es recomendables que se empleen para la cuantificación de la temperatura, ya que, estas proporcionarán información más objetiva.
Ahora bien, si al realizar el primer examen, el procecso descrito anteriormente, notamos que está caliente, lo siguiente que hacemos es ponerle el termómetro, el cual es una de las herramientas más recomendadas para el proceso de cuantificación de la temperatura.
Hoy en día existen muchos tipos de termómetros que en cuestión de segundos nos marcan la temperatura corporal de nuestro hijo, pero los expertos recomiendan siempre el digital por varios motivos, el primero porque es más preciso, además es seguro porque es de plástico irrompible, es sencillo de leer y también es rápido.
Si la temperatura que marca el termómetro está entre los 37,5º y los 37,9º, lo que tiene nuestro bebé es febrícula, ya que se considera fiebre a partir de los 38º.
De acuerdo a expertos en el área, la forma más recomendada para toma la temperatura en bebés es en la axila, es un método simple: solo se posiciona el termómetro en la axila, se hace presión del brazo contra el cuerpo y, luego, de tres minutos se retira el dispositivo (hay dispositivos que requieren más de tres minutos para mostrar el resultado, es importante que conozca su equipo para poder darle el mejor uso).
Hay quiénes la toman por el recto, pero para los bebés es más incómodo porque hay que sujetarle los tobillos para evitar que se mueve durante la medición. Si sois de las que tomáis la temperatura a vuestro bebé por el recto tenéis que tener en cuenta que la temperatura puede variar, ya que registra medio grado más que en la axila o en las ingles.
Imagen: CRMF_Crumlin / flickr
¿Como tomáis la temperatura a vuestro hijo?