El respeto mutuo es la base de cualquier relación. Todo lo que hagamos en la educación de los niños debe ser respetuoso con los demás pero también con nosotros mismos. No podemos olvidarnos de eso. Los límites nos ayudan a mantener el respeto por nosotros mismos (decir no a lo que no queremos hacer, expresar nuestras disconformidades). Y esto es aplicable a la relación que tengamos con cualquier persona, no solo a los niños.
Tú eres tan importante como tus hijos, si no te respetas a ti misma no estás enseñando a tus peques a que te respeten ni a cómo respetarse a ellos mismo en un futuro. Ser amable con tus hijos o hijas no se trata de olvidarte de ti o de tratarte mal. Educar desde el amor no significa sacrificar las necesidades de uno mismo. Creo que tenemos un concepto equivocado del amor y pensamos que querer de verdad a una persona es dárselo todo, estar de acuerdo en todo, que nuestras necesidades no nos importen nada. El amor es una actitud de respeto que nos incluye a nosotros mismos. El amor lo incluye todo. Es muy importante que cualquier solución que busquemos a los retos del día a día sea satisfactoria para todas las partes (niños y adultos).
Esto va muy unido al autocuidado. Cuidarte, dedicarte tiempo a hacer cosas que te gustan para conservar tu equilibrio de vida es muy importante. Si estás continuamente irritada será difícil tratar a los demás con amabilidad y cada vez te trataras peor también a ti misma.
A veces, con las personas con quien más confianza tenemos es con quienes se nos olvida aplicar el respeto más a menudo. No te tortures por ello, esto es un síntoma de confianza en tu familia, de naturalidad, de mostrarte tal y como eres, con nuestros prontos y nuestros cambios de humor, con nuestras emociones y sentimientos, es un modo de decir a nuestros hijos: “Soy de carne y hueso y a veces me pasan estas cosas. A ti también pueden pasarte y no serás menos válido por eso”. Es un mensaje de humanidad.
Pero también tenemos que ser conscientes de que esto no se convierta en una tónica general. Si continuamente estamos de mal humor, faltamos al respeto, o no tratamos a nuestros seres queridos tan bien como quisiéramos, hay algo que falla. Puede ser señal de falta de respeto hacia nosotros mismos seguramente generado por haber desatendido algunos aspectos o necesidades de nuestra vida: ¿cuántas madres y padres hemos renunciado a nuestro ocio, tenemos sobrecarga de trabajo en casa por no reclamar colaboración, hemos descuidado rutinas saludables o hemos dejado de cuidarnos y de hacer el deporte que tanto nos beneficiaba?
Todo no se puede hacer (o si, todo depende de a qué llamemos “todo), pero entre el TODO y el NADA hay un punto medio y es necesario que al menos intentemos encontrar ese punto medio pidiendo ayuda, organizándonos mejor, o simplemente destronando algunas de esas creencias que teníamos antes de ser padres para dar paso a otras imprescindibles para mantener nuestro estado anímico. ¿Es tan importante mantener la casa limpia?
Tratar de una manera amable, cariñosa y empática es la mejor manera de demostrar respeto hacia nuestra familia. Cuando respetamos las necesidades y decisiones del otro estamos demostrando aprecio verdadero, y cuando demostramos aprecio verdadero la otra persona suele sentirse válida tal y como es, por lo tanto, la estamos ayudando a sentirse segura de sí misma. Y esto es aplicable con cualquier persona, tenga la edad que tenga.
(Este es un fragmento extraído del ebook Atrévete a educar sin castigar y espero que te haya resultado inspirador). Recuerda: Respétate a ti misma y cuídate mucho.
¡Un abrazo!
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