Este porcentaje encaja perfectamente con el de padres que piensan que un cachete a tiempo puede evitar otros problemas más graves posteriormente. El mayor conflicto se concentra cuando esa advertencia va acompañada de gritos e insultos, lo que sucede en la mayoría de los casos y puede ocasionar graves lesiones psicológicas.
El objetivo que persiguen los expertos es que se distingan los límites y se racionalice la reprimenda para ajustarla al mal comportamiento de los niños. El azote ha de ser el último recurso, pero sí es cierto que cuando el niño de seis años no para de gritar y llorar en medio de un supermercado abarrotado sin hacer el más mínimo caso de tus palabras, ¿a qué recurres?
¿Creéis que de vez en cuando viene bien un cachete o no?
Fuente: elpais.com
Foto: deguate.com
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