Como podéis entender la polémica está servida y es muy complicado hablar de un tema así sin herir sensibilidades. Aunque hay que reconocer que es una práctica que empieza a extenderse en restaurantes o hoteles de playa, donde la entrada de menores está prohibida.
El el caso de las bodas suele ser más delicado, porque es un familiar o amigo el que pone los límites. Siempre pensando que es su boda y que está en su derecho de invitar o no invitar a quién quiera. ¿Nosotros qué hacemos? Como en casi todas las circunstancias, la empatía y ponernos en el lugar del otro es fundamental. Esa invitación no pone no traigas a tu hijo porque molesta, sino vente solo y vamos a disfrutar de una gran fiesta.
Desde mi punto de vista me parece una petición lógica. Sinceramente, creo que un niño pequeño se aburre muchísimo en una ceremonia donde tiene que estar quieto y en silencio, un cóctel posterior de una hora de pie, un baile con bebidas alcohólicas...
Seguro que sobre este tema tenéis muchos qué contarnos. ¿Os ofende que no dejen pasar a vuestros hijos a determinados sitios o os parece lógico que se restrinja su entrada?