Yo he tenido una de esas tablas tan monas para premiar a los niños cuando lograban adquirir ciertos hábitos: lavarse los dientes, lavarse las manos antes de comer, ir al lavabo, vestirse solos. Era una tabla que venía hecha, se pegaba a la nevera con imanes y tenía dibujitos en imanes para organizar cada hábito que se quería trabajar. Cada vez que el niño hacía una "acción correcta" se le ponía una estrellita.
Se supone que al completar la semana con todo de estrellitas el niño tenía que tener "un premio" especial, pero mis hijos tan solo se llevaron un premio.... Vamos, que les llamó mucho la atención las estrellitas y los colores pero no nos sirvió de mucho más que para jugar (a pesar de intentarlo con ganas porque en aquella época no conocía la disciplina positiva y estaba segurísima de que esta era una buena forma de educar a los niños y enseñarles muchos de los hábitos).
Mi opinión ahora es bastante distinta. Como ya he dicho los niños se cansaron enseguida, la tabla estuvo en la nevera casi dos años hasta que me cansé y decidí que lo único que conseguía con ella era quitarme espacio para poner los dibujos que mis peques hacían. Lo hice cuando empece a leer sobre la Disciplina Positiva y a aprender sus principios y herramientas.
Cuando le damos a un niño un premio después de haber hecho una conducta que esperábamos que hiciera, estamos relacionando conducta y premio, y el niño querrá repetir esa conducta solo por conseguir ese premio. Se han enseñado muchas cosas a animales con este método, y con personas si se hace siguiendo los pasos correctamente, también funciona muy bien. Pero con los niños de hoy en día parece que ya no funciona tan bien, y cuando digo niños de hoy en día no los estoy comparando con los niños de hace 50 años, no, quizá podríamos hablas de un cambio hace muchos menos años. Pero ojo, esto es solo teoría mía.
Por un lado creo que los niños no son lo que eran. ¡Son más inteligentes! Es la teoría de la evolución de la especie. Si hace miles de años el hombre vivía en cuevas y ahora tenemos smart tv, smartphones, ipads, tablets.... inventados por un hombre, porqué no podemos estar ante un salto evolutivo muy grande y rápido en la inteligencia de nuestros hijos. Geneticamente ya llevan mucha información pero además desde que nacen reciben muchísima más. ¿No crees que es símbolo de inteligencia que una persona no se deje "sobornar" por una chocolatina y haga algo que ni siquiera sabe para que le va a servir? Yo sí lo creo, pero como he dicho: es solo mi opinión y mis teorías "made in nuria". Al cerebro de los animales aún les funcionan estos métodos pero al cerebro humano, creo que se este método se le queda pequeño.
Pero dejando a un lado mi opinión, quiero explicarte lo que la disciplina positiva explica sobre los premios. Los premios no enseñan el porque tenemos que lavarnos los dientes o vestirnos solos, además pueden crear dependencia, materialismo y el no solo hacer las cosas a cambio de algo. Claro esta que para que un niño se convierta en un adulto sin valores y que solo hace las cosas a cambio de "un premio" se tendría que dar un caso muy extremo, pero que estoy segura que deben de existir.
Disciplina Positiva busca la educación a medio y a largo plazo, por lo que los premios no son nada útiles. ¿Queremos que los niños hagan las cosas por conseguir un premio o porque realmente sepan que hacerlas está bien? ¿Y cómo podemos conseguir que un niño aprenda hábitos de higiene? Pues sin ir más lejos siendo nosotros el ejemplo, dejándonos ver realizando esos hábitos.
También explicándoles el motivo por el que ese hábito es bueno y cediéndoles la decisión final. Con mi hijo mayor me ocurrió algo que me hizo comprobar con mis propios ojos todo lo que aquí estoy explicando. Empecé a enseñarle a lavarse los dientes pronto, pero realmente el no había creado el hábito. Hace dos años, en mi época de la tabla famosa, le ponía estrellas por lavarse los dientes, y nada. Después le dije que si se lavaba los dientes podríamos leer un cuento. Tampoco funcionó. Cuando me dí cuenta que nada de eso me iba a funcionar dejé de insistirle.
Le pregunté si sabía por que era necesario lavarse los dientes. Le explique que después de comer se quedaban en nuestra boca bacterias. ¿Qué son bacterias mamá? Una especie de bichitos que hacen que nos salgan caries....Por eso es muy importante lavarse los dientes, para que no se estropeen ¿Quieres ir a lavarte los dientes?. La respuesta fue sí, por supuesto. Pero claro, al día siguiente no se acordaba ya, y en lugar de decirle "Vete a lavara los dientes" le dije "¿Que vas a hacer, dejarte las bacterias o quitártelas? (con un tono absolutamente normal, como si le dijera si se pone el calcetín rojo o el azul...) y decidió quitárselas.
Desde entonces decidí no obligarle nunca más a lavarse los dientes. Y en unas semanas el ya sabía lo que tenía que hacer cada noche y cada mañana. Ha tenido noches que ha estado muy cansado y que no quería lavarse los dientes, le he preguntado por "las bacterias" y me ha dicho que no quería porque estaba muy cansado, y lo he respetado y se ha acostado sin lavarse los dientes. ¡Yo también lo he hecho alguna vez, noches de estas que estás muerta de cansancio! Lo más sencillo resulta que ha sido lo que mejor ha funcionado.
Volviendo a los premios y dejando los dientes y las bacterias, algún premio de vez en cuando no esta mal. A nadie le amarga un dulce, ¿no? Pero siempre mucho mejor en forma de celebración de un logro. Por ejemplo, ¿por qué no celebrar el haber aprobado un examen para el que nos hemos preparado muchísimo? A modo de reconocimiento, a modo de un "te lo mereces", por todo el esfuerzo que has empleado en él. El reconocimiento es muy importante, pero la diferencia con un premio es que el premio se presenta como una condición y con antelación al logro: "si sacas un 10 te doy 5 euros". En cambio un reconocimiento se hace después de conseguir el logro y no es objeto de ninguna condición (no se plantea como un: "si sacas un 10 vamos al cine", sinó como "te has esforzado mucho en este examen y lo has logrado. ¡Vamos al cine para celebrarlo!".
Estos premios de las tablas particularmente los veo bastante inofensivos, porque caen por su propio peso. Además es algo difícil de mantener para toda la vida. Pero existe un tipo de premios que damos a diario y que no controlamos. Los hacemos de un modo absolutamente inconsciente y con la mejor intención del mundo. Son las alabanzas.
El "qué bueno eres", "qué bien te has portado", "qué dibujo tan bonito has hecho", etc. ¿Quién no dice o ha dicho a diario frases cómo éstas? Yo la primera.
De las alabanzas hablaré con más detalle en otra ocasión, pero de momento te dejo con la idea para que vayas reflexionando. En el capítulo de la serie ¿Por qué los niños se portan mal?: No soy ni bueno ni malo, solo soy yo hablé sobre el efecto de las etiquetas, y muchas de las alabanzas pueden convertirse en pesadas etiquetas que no dejen al niño o a la niña crecer sin el miedo a equivocarse.
P.D. He cambiado mi día de publicación y a partir de ahora voy a intentar publicar los lunes por la noche, como hoy. Ando terminando el curso de Disciplina Positiva, con sesiones de asesoramiento personalizado y con talleres presenciales, así que por eso he dicho "intentaré", pero si quieres, puedes suscribirte a la Newsletter, que de ese modo, sea el día que sea, tu recibirás por email cada artículo que publique.
Ahora sí, ¡hasta la semana que viene!