Sí, lo reconozco públicamente, había dos asignaturas que odiaba sobre todas las cosas en el colegio: Religión, me aburría como una ostra estudiar oraciones a las que no encontraba ningún sentido. Lo siento, no quiero faltar el respeto a los creyentes, pero las únicas oraciones, que me atraían y atraen, son las compuestas por un Sujeto y un Predicado. Y la otra asignatura era Manualidades, lo mío no era la destreza en labores manuales. ¿A qué viene esta tardía confesión sin misterio alguna para los que me conocen?
Hace unos días una amiga y compañera de teclas. Sí, hablo de ti "Little Butterfly", contaba en la mesa camilla de las RRSS, ejem...el Facebook, que sin comérselo ni bebérselo, tenía que hacer los disfraces de carnaval de sus hijas por dictamen del colegio.
Yo, que vengo de las islas en las que El Carnaval es su fiesta, no vi nada de extraño en un disfraz hecho en casa y no un disfraz comprado. De pequeña, mi madre, madrina y abuela nos hacían los disfraces a mis hermanos, primos y a mí. Claro está, no había imposición por parte del colegio el tener que llevar un determinado disfraz,y claro está tenía la suerte de tener quien hiciera realidad la fantasía que en aquel momento pasara por mi cabeza: princesa, odalisca, reina mora, cabaretera y, por supuesto, mi adorada Campanilla y no un disfraz cualquiera del hada tintineadora sino ¡el auténtico! Juro que jamás en la vida he visto un vestido como aquel, unas alas como las mías, pero ese no es el tema...
Centrémonos en el tema...
¿Los padres hemos de saber de todo? ¿He de ser diestra con la aguja obligatoriamente? Y otra pregunta: ¿por qué imponer un disfraz? Justo lo que más me gustaba de los carnavales era poder ser lo que yo quería. ¿Por qué vestirme de vaquera si prefiero a los indios? ¿Por qué ser princesa si prefiero ser la bruja más malvada? Los carnavales son para dar rienda suelta a nuestra imaginación y no para imponernos un disfraz, aunque el 99% de la clase quiera ser Harry Potter, yo no he de vestirme del niño-mago si yo prefiero ser Medusa, y lucir mi peluca de serpientes.
Afortunadamente, en el colegio del piojo no imponen disfraces, cada niño lleva el disfraz que le apetezca. Ejem...el del piojo, está bien claro, lleva la piratería corriendo en sus venas, ja ja ja ja...me sorprendería que este año eligiera otro tema, ja ja ja ja...aunque nunca se sabe. Y quiero suponer que en la mayoría de los colegios sea así, de hecho, sé de primerísima mano que muchas profes se encargan de hacer los disfraces de los peques de su clase. ¡Eso no está pagado en su sueldo!
El temita de la destreza manual de los padres no queda ahí, en el caso de Valencia, muchos son los padres que terminan haciendo ninots para la falla del cole. Puafff, otra suerte la nuestra porque el colegio del piojo dejó de hacer falla en el cole en el momento porque, en rara ocasión, los ninots eran hechos por los alumnos y no por los padres. ¡Leches! ¡Qué no somos artistas falleros! ¿Cómo demonios un niño de tres años va a hacer un ninot?
De verdad, una cosa es participar, colaborar en actividades escolares. Yo he participado en casi todas las actividades llevadas acabo por el piojo en Infantil, su tutora sabe que puede contar conmigo cada vez que se realiza un taller en clase. Una porque es un momento inigualable, poder compartir un día en el aula con mi hijo, y otro porque como dice el refrán: la cabra tira para el monte. Y en mi caso, esta cabra tira para las aulas, la profesión va por dentro...pero me niego a hacer una manualidad por mi hijo. No, no es mi labor. Una cosa es ayudarlo en lo buenamente pueda, y otra hacerlo yo por él como muchos padres hacen y...sé de lo qué hablo.
Sí, porque hay manualidades que parecen ser hechas por auténticos niños del renacimiento, dejando a Buenarrotti a la altura del Cubismo, y ojo me encanta el Cubismo. ¿No son conscientes esos padres que no van a engañar al profe? ¿Van a examinarse por sus hijos? De ahí que ya haya colegios en los que las manualidades deban realizarse integramente en el aula.
Besitos avainillados