El móvil se ha convertido, en muy poco tiempo, en una herramienta insustituible. Lo consultamos continuamente y en él tenemos almacenada parte de nuestra vida. No es extraño salir a la calle y ver personas haciendo uso del móvil en cualquier situación y en cualquier lugar. En ocasiones da la impresión de que se está más pendiente del móvil que de las personas.
Esto lo han aprendido rápidamente nuestros hijos y sin querer les estamos enseñando, con nuestro ejemplo, a ser dependientes del móvil.
Un plan de acción para intentar cambiar esta situación es darle al móvil la importancia real que tiene.
En esta línea, también con nuestro ejemplo, podríamos enseñarles a saberse desenganchar de los dispositivos. Por poner algunos ejemplos: podríamos empezar por no tener el móvil a la vista, sobre todo si estamos trabajando, haciendo una actividad, comiendo o en una tertulia; a no utilizarlo cuando estamos con otras personas evitando que por curiosidad se nos vaya la vista al móvil; a ponerlo en silencio o incluso en modo avión cuando vamos a descansar o a entrar en una reunión; …
Otra línea de este plan de acción podría ser aprender a no crearse necesidades, por ejemplo, de tener una marca de móvil o un modelo concreto, por veleidad, por vanidad o por comodidad. Este es un buen ejemplo de desprendimiento, estar a gusto con lo que se tiene.
Otra línea puede ser valorar lo que cuestan las cosas y, concretamente, lo que cuesta un dispositivo móvil. Para ello podemos empezar cuidándolo, aunque no sea ni mucho menos el último modelo; no dejarlo en cualquier sitio; llevarlo en un lugar adecuado evitando que se pueda caer, lo podamos perder o que nos lo puedan robar.
Tres ideas para ser desprendido de los dispositivos:
Buscar ocasiones de desengancharse
No crearse necesidades
Valorar las cosas