El corazón partío

Hace justo dos años escribí esta entrada:

Que si, estoy puérpera total,las hormonas me hacen estar muy sensible, de todo hago un mundo pero tengo el corazón “partío”!
Me lo han roto!
Y ha sido mi hijo! Mi propio hijo!
Pues no me llama el muy rufián Noe! Sí, si, como lo oís! Noe.
Lo se, es mi nombre.
Noe, Noe, Noe, Noe, pero dónde quedó el “mammama” primero con lagrimones de orgullo?
Y ese mamá solidario y amistoso?
Y ese mami dulce y zalamero?, y me llama Noe, qué tristeza!
Y ese mamá necesitado y compungido de madrugada, dónde quedó?
Y ese mamá luminoso y carcajeante cuando le hago cosquillas?
Y ese mamá asustado cuando se cae en el parque?
Me rechinan los dientes cada vez que le escucho, y el muy truhán sabe que no me hace gracia, y si ve que no le contesto (Porque no le contesto! Faltaría mas) viene a decirme:

- Mami un beso!-. Y tiene dos años y medio!!!

Para recolmo ayer aprendió el menos sutil de los chalaneos, se enfadó y me soltó con toda su alma:
– Ya no te quiero!-. Con todas las letras!
Tengo el corazón partido!!!!
Y tengo un Princeso que me sorprende en cada tramo del camino, porque esta creciendo, y convirtiéndose en un niño inteligente y vivaz, mi terremotillo!
Se me escapa el bebé de entre los dedos, para agarrar con desespero, no sea que se me escape también, el niño grande que nos depara batalla…
Hasta cuando irrumpe la paz con gritos y alborozos y despierta a su hermana…
Hasta cuando me desespera y utiliza como si no supiese otra frase el “No quiero!!”
Hasta cuando ponerle un pantalón limpio es una pelea de kick boxing…
Hasta cuando como hoy, digo: No puedo mas!! Estoy harta! Se me escapa la sonrisilla tonta mientras pienso como se hace grande, y me pongo melancólica, y rueda una lagrimita mejilla abajo, y mi corazón partido se recompone para explotar de amor…
Y entonces escucho:
NOOOOEEEEEEEEEE… Grrrr y me entran unas ganas de agarrarle y…

Hace dos años que luchaba con el dolor de perder mi nombre mas preciado Mamá, y ser Noe en boca de mi hijo. El tenía dos años y medio, y pasó.
Volví a ser su Mamá, y olvidé, olvidé la congoja que me produjo en su día.
Lo que nos hacen aprender nuestros niños grandes!

Y como no, Princesa que ahora pasa por su edad, ha comenzado esa fase. Por eso hoy lo he recordado y buscado en el blog, que a este paso, se está convirtiendo en un “emocionario” para mi.
Apenas hace un par de días mi princesa ha decidido llamarnos por nuestros nombres, de vez en cuando se le escapa un Mamá, pero le cuesta.
Ahora vuelvo a ser Noe, eso si, dicho por la vocecita mas dulce del mundo.

Y es que mi Princesa crece y descubre la vida y pretende así dejar claro que es consciente de nuestro lugar en el mundo, que mamá diosa, alimento y calor, ya no es diosa, tan solo mujer, y pone mediante el nombre distancia.
Porque crece, porque se aleja de su primera infancia, de su pequeño mundo infantil, está dejando de ser mi bebé.
Cual Principito, corre y se aleja para descubrir planetas nuevos y colonizarlos de risas y juegos
Ella y yo, ya no somos una. Somos dos, unidas, amantes, pero dos.
Hoy ya sabe de su fuerza, hoy se reconoce en su nombre y lo equipara a mi ser, se sabe futuro, se sabe promesa.

Y a mi, me quedará siempre la fe, en ese artículo que circula por las redes y me gusta leer de vez en cuando, el que explica que en todo torrente sanguíneo de una mujer, y en su cerebro, viven células de sus hijos.
Siempre vivirán en nosotros!
Y es que crecen, y a qué ritmo! Y hoy me conformaré con las migajas de su necesidad, aquella que la hacia dependiente y atada a mi.
Y mañana seré yo quien la necesite, quien dependa.
Y pasaremos la fase, y volveré a ser Mamá, pero a qué precio? Al precio de saberme humana, imperfecta.
Porque hoy he dejado de ser Dios para ella.
Hoy el mundo es mas grande, y yo mas pequeña.



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