Vivimos en una sociedad en la que las personas cada vez se vuelven más inactivas y perezosas. Los avances tecnológicos y el estrés que manejamos cada día en nuestros empleos nos hacen vulnerables a diferentes tipos de virus, bacterias y enfermedades cardíacas.
Se sabe desde tiempos antiguos que el ejercicio rutinario nos ayuda a mantener la aptitud, salud y bienestar de las personas. No solo mejoramos en nuestro bienestar al vernos mejor en el espejo, si no que una rutina de ejercicio diario libera una sustancia narcótica similar a la morfina que se llama endorfina. La endorfina tiene propiedades analgésicas y por su sensación que transmite de bienestar la llaman la droga milagro de nuestro organismo.
Además se ha demostrado que hacer ejercicio aumenta nuestra memoria, nuestra rapidez mental, da estabilidad a nuestra personalidad, elimina el estrés, mejora nuestro humor y tiene propiedades antioxidantes en el organismo.
No está mal, ¿verdad? Sin embargo falta mucha educación física en la edad escolar es decir con nuestros niños. En un estudio llevado a cabo con 20 niños entre 8 y 12 años en España compararon dos sesiones distintas.
En la primera los niños corrían durante unos 20 minutos antes de hacer varios test cognitivos, en la segunda se exponían exactamente a los mismos test después de 20 minutos de descanso.
Quedó constatado que los niños respondieron muchísimo mejor a las preguntas después de haber hecho ejercicio físico, especialmente en esas tareas más complejas. Tuvieron menos tiempo de reacción en las preguntas y fueron más precisos en las respuestas.
Este estudio, al igual que muchísimos otros llevados a cabos en diferentes centros escolares del mundo, demuestra que la actividad física en la infancia mejora el rendimiento académico.
Pero no solo es responsabilidad de los centros educativos, nosotros los padres tenemos que inculcarles el valor del ejercicio a nuestros hijos desde la niñez.
Es importante que los niños y niñas, realicen actividades extraescolares que tengan que ver con deporte. Puede ser fútbol, baloncesto, tenis, baile… Con esto conseguiremos una identificación sana de nuestro hijo con las actividades físicas que en adelante puede alejarle de los malos hábitos de la adolescencia, además de saber jugar en equipo y aumentar la competitividad sana que les servirá a lo largo de su vida.
Como adultos, tenemos que ser un ejemplo para ellos, busquemos también actividades físicas para hacer con ellos y mejorar nuestra vida sedentaria. En internet hay varias páginas y enlaces que nos pueden ayudar en nuestro propósito, como ejemplo http://www.rutinasgimnasio.es, que nos ayudará con ejercicios fáciles de realizar.
Solo con 20 minutos de ejercicio diario (abdominales, carrera, flexiones…) durante 4 días a la semana es suficiente para nuestro propósito, recuerda incluir la diversión como un pilar, no esperes más y cambia de vida. Tu salud y la de tus hijos te lo agradecerán.
Para saber más no dudes en consultar mi blog.