Así que ha llegado la hora de sacar los vestiditos, sandalias, camisetas de tirantes y bikinis.
Sí, ya sé que es pronunciar esa palabra y venirte a la mente la temida dieta y seguro que te ha pasado como a mí y de nuevo llegas un poco justa. Pero no caigas en hacer una dieta infernal y de dudosa eficacia, empieza desde ya a Comer Mejor, tu bikini y tu salud te lo agradecerán.
Venga, fuera complejos y a hacer el cambio de armario, que si además eres madre como yo, lo haces mínimo por duplicado, el de los peques y el tuyo.
En mi caso también sumo el de papito loco porque sino es capaz de ir con pantalones largos y camisa remangada todo el verano con tal de no buscar dónde le puse los bermudas y los polos. Yo también te quiero, papi!
Manos a la obra, que cuanto más remoloneemos, va a ser peor. Y ya verás que al final el sufrimiento va a ser menos, es peor pensarlo que pasarlo.
Primero. Piensa dónde vas a dejar la ropa de la temporada otoño-invierno (cajas, un perchero en el trastero, vas a ocupar un armario de casa de tu madre, ?) y compra lo que necesites.
Segundo. Sé sincera y separa lo que te has puesto y todavía te gusta de lo que no.
No guardes ropa por guardar, si no te lo has puesto este otoño, apuesto a que al siguiente tampoco lo harás.
Lo mismo para las peques, ¿crees que ese vestido que no se lo has puesto a la mayor, se lo pondrás a la pequeña? No, porque en realidad no te gusta, por mucho que te lo hayan regalado con la mejor de las intenciones.
Y ya de paso puedes aprovechar y tirar esas sandalias horrendas de papito loco, y si te pregunta por ellas, le dices que se han perdido con el lío del cambio de armario, je,je,je!
Tercero. Dona la ropa que has decidido que no os vais a poner más, ponla en bolsas y llevala a los contenedores AUTORIZADOS de ropa si no quieres verla pronto en algún mercadillo.
Cuarto. Lava y plancha la ropa a la que le has dado una oportunidad para el año que viene.
Sí, lo sé, este paso es el peor y por el que odias el cambio de armario.
Pero siempre puedes guardarla como esté e irla lavando poco a poco según la vayas utilizando.
Yo soy más de lavarlo y plancharlo todo. Así no tengo dudas cuando me lo vuelvo a poner de si estaba limpio o no.
Quinto. Si has decidido meter tus outfits en cajas, seguro que son las mismas en las que metiste la ropa de verano, ¿a que sí?
Así que toca organizar en el armario, ahora que está vacío, con los modelitos que te vas a poner esta temporada y revisar si necesitas plancharlos (oh, no!).
Espera...pero si ya lo planché todo antes de guardarlo, ¿por qué tengo que volver a hacerlo ahora? Pequeños inconvenientes del empaquetado en cajas.
Sexto. Si las cajas han sido las elegidas, mete la ropa otoño-invierno en ellas y te aconsejo que etiquetes en la parte exterior lo que hay dentro, sobre todo en el caso de la ropa de los peques!
Por ejemplo, ropa invierno de 12 a 18 meses, zapato invierno talla 18-21, botas y zapatos invierno míos?
Y listo! Ya hemos terminado, ¿a que no ha sido para tanto?
Sólo has tenido la casa empantanada un par de días o tres, hasta que has cogido las fuerzas necesarias para planchar todo?pero ahora, ¿a que te sientes orgullosa de tener todo organizadito y limpito?
Yo ya he apuntado en mi agenda molona, que este finde me lo reservo para hacer el cambio de ropa.
TU TURNO: ¿Y tú cuando empiezas? ¿Qué es lo que más pereza te da del cambio de armario? ¿Cómo sueles organizar la ropa que guardas?
Si te ha gustado el post de hoy, sería genial que lo compartieras en tus redes sociales!
Y ya sabes que si no te quieres perder nada de Alrededor de Ana, puedes recibir mis entradas en tu mail suscribiendote al blog. Sólo tienes que pinchar en la imagen de abajo.