Esta fue mi hipótesis de partida, y así empecé la charla previa al debate y puesta en común:
Los jóvenes son el resultado de una acción educadora determinada previa y, si hay que buscar responsables en los resultados actuales, hemos de mirar hacia los adultos: la familia, en primer lugar, la sociedad, en general, y la escuela. Es decir, el joven es el producto de una actuación anterior concreta.
Abrían los ojos un poco desconcertados, padres y madres presentes en la reunión, pero asentían en su mayoría. Procedí a argumentar mi tesis y así dediqué una media hora a explicarles mis conocimientos y experiencias en el Departamento de Orientación de mi Instituto. De manera breve , esto es lo que expliqué:
Los responsables de lo que pasa en la clase son los profesores y profesoras, así como los responsables de lo que pasa en casa son los padres y madres. Los estudios en educación demuestran que , al fin y al cabo, el joven acaba por acomodarse y adaptarse al sistema que se les propone.
Hay tipos distintos de liderazgo cuando analizamos la forma de actuar de los adultos respecto a los jóvenes: Autoritarismo, Permisividad (laissez-faire), Negociación (Comunicación y consenso).
Admitiendo que, en realidad, los padres y madres actuamos combinando los tipos de liderazgo señalados, cada familia, refleja alguno de estos más que los otros, produciéndose en consecuencia resultados distintos en la educación.
Los tiempos han cambiado. La educación que nosotros recibimos es bien distinta a la de hoy. Nuestros hijos e hijas, afortunadamente, han crecido en un ambiente de bienestar, seguridad y medios. A veces hemos pecado de exceso y hemos ofrecido más de lo que ellos, los niños y las niñas, necesitaban. Han tenido que esforzarse poco y lo han tenido casi todo. Les hemos dado todo casi hecho.No hemos esperado a que ellos mismos lo consiguieran por sus propios medios.
En este contexto general, no faltan estímulos externos, que nuestra sociedad consumista se encarga de potenciar para alimentar el sistema, y que parece que no tiene fin. El ambiente general no propicia la cultura de la reflexión, la concentración, el silencio, la vida interior...sino todo lo contrario. Queremos que los jóvenes permanezcan abstraídos de esta tendencia general y se dediquen a estudiar, que es el futuro.Acabé la intervención, que daba paso al intercambio de pareceres y puesta en común, haciéndoles llegar la opinión de los adolescentes, con los que había estado la semana anterior. Esto es lo que piden los jóvenes:
Apoyo, confianza, ánimo.("La familia refleja miedo, preocupación excesiva y no transmite tranquilidad")
Paciencia, tiempo. ("Los adultos piden resultados inmediatos. Creen que los cambios se producen pronto" " Como ellos lo saben todo, no esperan a que nosotros lo descubramos")
Rebajar la presión excesiva.
Hay que desacelerar el ritmo, rebajar la tensión y la angustia, prescindir de la competitividad y crear espacios existenciales y relacionales donde sea posible la vida inteligente, emotiva y propia.
("El éxito académico es muy importante para el mundo adulto, en detrimento de otros valores en el seno familiar: comunicación, bienestar en las relaciones, afecto...")
Ser escuchados, tomar parte en las decisiones. (Los adultos no son capaces de considerar al joven como una individualidad propia, con sus intereses y motivos personales distintos. "El hijo no debe ser el proyecto del padre o la madre" "Deben tener en cuenta las decisiones maduras y responsables de los hijos")
Por último les propongo algunas actividades para reflexionar