Entonces, llega una amiga, y te ayuda a sacar las cosas adelante ;)
Hace tiempo dije que me encantaría contar con vuestra colaboración para hacer crecer este blog…
Por suerte, hoy cuento con Marta, de MGG Traduce, quien, además de traductora, intérprete, redactora, autónoma, bimadre, gaditana, italiana de “cuore”,… es mi amiga, así que no me puede hacer más ilusión que se haya animado a hablarnos de una de sus preocupaciones como madre:
Guerra entre madres. ¿Por qué?
Las guerras entre madres son, además de perjudiciales, muy vergonzosas para nuestra categoría. Las madres no deberían tener tiempo, ni ganas, de desperdiciar energía en criticar, juzgar o condenar a otras madres.
Las madres somos capaces de despellejarnos sanguinariamente por los motivos más absurdos. He visto madres insultarse porque no estaban de acuerdo acerca del mes en el que introducir el melocotón, la mejor forma de quitar el pañal, o si usar chupete o no.
¿Necesitáis más ejemplos?
* Mamá orgullosa de amamantar a su hijo Vs Mamá que grita libertad biberón en mano
* Mamá con overbooking en la cama Vs Mamá que levanta barricadas entre su dormitorio y el de los niños
* Mamá trabajadora Vs mama ama de casa
* Mamá que portea a sus hijos cual canguro Vs mamá-carrito que descansa su espalda
Pero, ¿son estos temas realmente decisivos para determinar el bienestar de nuestros hijos?
Definir qué significa ser una buena madre es imposible. En mi opinión no hay un modo correcto y un modo erróneo de ser madre y, por lo tanto, no existen mamás buenas y mamás malas (dentro de la normalidad, claro). El problema surge cuando al elegir un método, creemos que es el único correcto y comenzamos a mirar con cierta arrogancia a otras madres por encima del hombro.
En estos años he podido entender una cosa: Ser mamá es ir a tientas en la oscuridad, en un sendero tortuoso y lleno de obstáculos. Sin brújula ni sentido de la orientación. Por esto, la guerra entre madres me parece completamente inútil.
Es absolutamente necesario que firmemos la paz con nosotras mismas. Porque realmente, ¿qué importa?
¿Quieres dormir con tu hijo? ¿Por qué no? Si sois felices y os levantais descansados, adelante! ¿Que no te apetece y prefieres que duerman en su cuarto? Genial, si descansas mejor así me parece perfecto.
¿Te sientes agotada y quieres destetar a tu hijo? Adelante, ningún niño ha muerto por alimentarse de leche de fórmula. ¿Prefieres darle el pecho hasta los 3 años? Estupendo!
¿Por qué no tenemos esta actitud? Os aseguro que dejar de atacar a las demás madres, a parte de ahorrarnos tiempo, nos aporta una gran tranquilidad. No se trata de competir, además, con este tipo de actitudes hacemos que las demás madres (aquellas madres malvadas que no siguen nuestros consejos) se sientan culpables. ¿Es realmente necesario?
Cuando veo a las madres destruirse por el sentido de culpabilidad me indigna.
A veces pienso que estas peleas sean solo un modo de afirmarse como madres, para tener la confirmación de estar haciendo lo correcto y abatir las propias inseguridades.
No existe un manual perfecto para ser madre (ni padre) porque cada familia es única y el camino correcto se encuentra cuando todos consiguen encontrar equilibrio y serenidad. Ciertamente la inseguridad no nos ayuda.
– Marta –
Me uno a su deseo de terminar con tanta radicalidad maternal.
Si existiera una única forma de hacer bien las cosas, creedme, el libro sería el mayor bestseller de todos los tiempos (y Marta lo habría traducido, claro ;) )
Pero ¡no contéis con él!
¡Hay casi tantas formas de hacer bien las cosas como niños en el mundo!
Y recuerden, para protestas, reclamaciones o quejas, o palabras bonitas de esas que tanto nos gustan, llamen al #555 o, mejor, déjenos sus comentarios ;)
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