¡Hola! ¿Cómo ha ido la semana? Ya hace 3 semanas que empezamos con el taller. Dicen que los hábitos necesitan 21 días para instaurarse. Por esta regla, los abrazos del primer ejercicio ya deben de saliros prácticamente solos y sin tener ni que contar los segundos ¿Verdad?
Hoy quiero hablaros de algo casi tan mágico como los abrazos:
El agradecimiento.
El agradecimiento viene derivado de la gratitud. La gratitud es una emoción que sentimos cuando alguien hace algo por nosotros que nos ayuda de alguna manera.
El ritmo de nuestra vida (¡otra vez el ritmo de vida por medio!) hace que esta emoción nos pase por alto y que ni siquiera la detectemos. Vamos con prisas y sin conectarnos con el presente, con el instante que estamos viviendo ahora mismo, no prestamos atención suficiente para saborearla.
Por educación daremos las gracias en los momentos que el protocolo marca, pero...¿Qué pasa en casa? Y ¿Qué ocurre con las cosas realmente importantes? Damos las gracias porque nos ponen agua en el vaso, nos pasan el pan... pero ¿damos las gracias por que nos cuiden, porque nos hagan la cena, porque simplemente se esfuercen en algo, nos acompañen a un sitio? Hay tantas cosas que nos pasan desapercibidas por las que podríamos estar agradecidos y que son mucho más importantes que pasarnos una cosa...
El ejercicio de hoy es un ejercicio que está incluido en mi curso on-line para aprender a educar sin castigos. Para mi es súper importante. Agradecer y ser consciente de eso es un ejercicio promovido por la educación con disciplina positiva, por el coaching, y por la inteligencia emocional. Así que pensé que era imprescindible incluirlo en el curso. Y del mismo modo he creído que era imprescindible explicar aquí este ejercicio.
Antes he dicho que dar las gracias era casi tan mágico como los abrazos. Así es, cuando agradecemos en nuestra mente se produce un cambio casi instantáneo, nuestra atención se concentra en ese acontecimiento que nos ha hecho sentir bien y nos hace sentir felicidad. Cuanto más agradecemos, más felices nos sentimos porque ayudamos a nuestra mente a centrarse en los aspectos positivos que nos pasan.
Al no agradecer es como que no avisamos a nuestra mente que nos ha pasado algo bueno y, poco a poco, podemos creer que solo nos pasan cosas malas.
Así que hoy os voy a plantear un ejercicio para dar las gracias muy sencillo.
EJERCICIO.
Se trata de que una vez al día realices un juego con los niños de intercambio de agradecimientos. Escoge el momento en que creas que los niños van a estar más receptivos (yo lo hago cuando ya están en la cama, antes de dormir, como parte del ritual de sueño). Puedes hacer este ejercicio tu sol@ con los niñ@s o incluyendo a cualquier persona que viva en casa (el papá, la mamá, la abuela, una nueva pareja....los miembros de la familia que viváis juntos, en definitiva).
Podemos dividir este ejercicio en 3 pasos:
Primer paso:
Explica a los niños que has pensado en un juego para antes de ir a dormir (si tienen edad suficiente) y cuéntales lo que vais a hacer, que lo haréis por turnos, etc.
Segundo paso:
Empieza tu para dar el ejemplo y que capten la idea. Establece contacto visual y físico a la persona a la que le vayas a dar las gracias y agradécele algo ocurrido a lo largo del día que él/ella haya hecho por ti. Tómate tu tiempo, al principio te costará recordar cosas. Con una única cosas bastará.
Después repite con otra persona.
Luego le tocará hacer lo mismo a cada uno de los que estéis haciendo el juego.
Tercer paso:
Durante el día a día, intenta agradecer más cosas, pequeños gestos, que te pasen el pan en la mesa, que recojan los juguetes, que lleven la ropa al cesto.....
Trucos:
Es posible que te cueste recordar qué cosas han ocurrido durante el día para agradecer, así que lo que puedes hacer es anotarlo en una lista para cuando llegue la hora del juego.
Si no se te ocurre nada en concreto puedes dar las gracias por algo más general. "Gracias por darme abrazos" o "gracias por hacerme reír".
Esto es todo lo que hay que hacer en el ejercicio. Son menos de 5 minutos, a los niños les encanta y te dirán unas cosas que te sorprenderán y te harán caer la baba. Yo recomiendo hacerlo cada día mientras los niños son pequeños. Si tienes adolescentes puede que les resulte incómodo realizar este juego y tengas que empezar por el paso 3 para suavizar primero el ambiente. Cuando veas el momento adecuado, puedes explicarle el ejercicio y preguntarle si quiere probar una vez a la semana, o hacerlo con alguna variante, por ejemplo escribiendo notas de agradecimiento.....
Hace poco mi pequeño de cuatro años me dio las gracias por mirarle. Me quedé encantada porque el valoraba el que yo le mirase fijamente a los ojos, y eso me pareció muy bonito.
Ilda, del rinconcito de mami, nos explica cómo le ha ido esta actividad con sus niñas. Ella ha llegado a algunas conclusiones tras la propuesta de este ejercicio y se ha dado cuenta que realmente son pocas las veces que les da las gracias a sus niñas. Ana, de mama de verdad, también ha llegado a unas conclusiones muy bonitas con este ejercicio, porque dar las gracias no solo sirve para mostrar educación, sino para conectar y acercarnos.
Para terminar, te dejo un vídeo que he encontrado en you tube sobre el agradecimiento y el efecto en la pareja. Creo que todo lo que explica esta chica, Sandra Burgos (coach) puede perfectamente trasladarse a cualquier relación, así que como el vídeo dura 3 minutitos aquí os lo dejo por si queréis verlo y acabar de convenceros de la importancia del agradecimiento.
Sin más, me despido hasta la semana que viene: ¡Muchas gracias por estar ahí!
¿Me ayudas a compartir? ¡GRACIAS!
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