Este excelente cuento de una autora catalana, Anna Llenas, se ha convertido en un bestseller muy rápido. Por aquí al menos no creo que haya ni una sola maestra de educación infantil que no lo conozca. Y según tengo entendido está más que agotado en las librerías.
Pero es que tiene motivos.
Además de tener unas ilustraciones sencillas y preciosas, de esas que me encantan por no estar muy definidas, con lo que el niño puede acabar de cerrar las formas y los escenarios en su imaginación, es que aborda el tema de las emociones de una manera muy amena y accesible para todos.
¿De qué trata?
El monstruo de colores, un monstruito de aspecto dulce y amoroso, está hecho un lío de emociones. Y todas juntas, no funcionan bien. Es hora de poner orden, metiendo cada una en un bote.
Así, el cuento va repasando y definiendo una a una las principales emociones (alegría, tristeza, rabia, miedo, calma), a las que asocia con un color, y en esta versión que tenemos de pop-ups, las presenta también con atractivas escenificaciones en 3D.
A Sunflower le encanta, la tiene cautivada. Fue un regalito de Navidad de parte de su prima Marta, y ¡qué gran acierto!
¿Cómo podemos trabajar las emociones a partir del libro?
Considero que es un tema que da para mucho juego, y tiene múltiples opciones, pero te presento tres:
(1) Recursos on line de la autora
La misma autora tiene disponibles en su web algunos recursos descargables y gratuitos para trabajar con el cuento, que están genial. Desde plantillas para pintar monstruos con el color de la emoción que creemos que siente, hasta una manera de cómo utilizar los botes para jugar con las emociones al igual que en el libro.
Los puedes encontrar aquí.
(2) Jugar con telas
Por iniciativa de Sunflower, hemos encontrado esta variante.
Según la pedagogía Waldorf, uno de los juguetes que los niños pueden tener sin límite, son telas. Pero es que no me extraña, tienen tantas posibilidades, y ahora le añadimos otra nueva.
Lo cierto es que las telas son uno de los elementos que más le gusta a Sunflower para introducir en sus juegos. Las tiene de muchos colores, incluso un fular de seda arcoíris con todos los colores mezclados. Y las utiliza para disfrazarse, para hacer casas o tiendas de campaña, camas y cobijos para sus muñecas, o bosques y ríos para sus escenarios? Pero en cuanto leyó el cuento del monstruo de colores, enseguida lo aplicó a sus telas.
De hecho, a los pocos días de tenerlo se enfadó porque no conseguía hacer volar a su muñeca, así que se puso a llorar y se fue a su cuarto. Al momento apareció con la tela azul, diciendo: "tienes que ayudarme a ponerme la capa azul, porque estoy muy triste".
Y así, de manera totalmente espontánea, se ha inventado un juego de disfrazarse del color según la emoción que experimenta.
A veces se envuelve con todas las telas, como una cebolla, y encima del todo se pone la tela arcoiris (como si fuera el monstruo a principio del cuento), y se va sacando una a una las telas, y las cuelga en su cuarto.
Si es que ayer mismo, que estaba un poco enfadada, le dije "vamos a coger la capa verde, para que te puedas calmar un poco", y ¡fue a buscarla!
Por si te interesa conseguir telas de este tipo, en JugariJugar tienen éstas que están muy bien de precio y si quieres más calidad, las telas de seda son mucho más suaves y cálidas al tacto, en Lora Lora, preciosa tienda on line, tienen varias opciones de pañuelos.
(3) Jugar con piedras
Es otra opción que se nos ocurrió el otro día, jugar a las emociones con piedras de colores.
Como pintamos piedras (ya te lo enseñé aquí), las tenemos prácticamente de todos los colores, y estos días nos hemos estado divirtiendo, ordenándolas y desordenándolas, como si tuvieran su propia emoción.
Me ha gustado tanto la idea, que un proyecto inmediato es pintar un mandala bien bonito para cada color, y así tener nuestras propias piedras de las emociones. Te las enseñaré muy pronto en nuestro Instagram.
Por cierto, sobre las piedras, aquí tienes un truco que he utilizado muchas veces con niños para gestionar el enfado, la rabia, y la ira, aunque también sirve para los adultos, claro.
Cuanto más lejos mandes la piedra, más te desquitas de ese enfado.
Y con todo esto, y ya para terminar puedo decir dos cosas:
(1) Si un cuento es capaz de conseguir que una niña de cuatro años sea consciente de su emoción y se autorregule de forma totalmente espontánea, solo por haber leído el cuento, es que es muy bueno.
(2) Si tus peques no lo tienen, ¿a qué esperas para conseguirlo?
Además de la versión pop-up (como el que tenemos nosotros) que puedes conseguir aquí, existe otra versión más económica, sólo en papel, la puedes encontrar aquí.
Y dentro de dos semanas, ¡más recomendaciones en nuestro rincón de libros mágicos! La próxima, les va a encantar a todos los que lean romántica.
<<La calma es tranquila como los árboles, ligera como una hoja al viento. Cuando estás en calma respiras poco a poco y profundamente. Te sientes en paz ? El monstruo de colores. Anna Llenas>>
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