Coincidiendo con el Día Mundial del Niño, que ocurrió hace apenas dos días, y con el post que mi tocaya Fátima os escribía hoy sobre aquellos castigos o reprimendas que nos perpetraban de pequeños nuestros padres, por portarnos mal. (Castigados sin salir, castigados sin tele...) he decidido escribir un post sobre la inminente y peligrosa naturalización de las formas de violencia emocional o naturalización del castigo gratuito.
¿Qué quiere decir esto? Según algunos estudios, que no sólamente se dan en España o Europa, sino en países latinos cuya cultura pueda ser ligeramente diferente a la nuestra, como es el caso de este trabajo elaborado en Chile, señalan cómo más de la mitad de los niños han sufrido algunas formas de violencia desde que han nacido. Pero cuidado, que violencia no sólo significa mal trato verbal o físico.
Existen otras formas de violencia, de malas formas, de regañinas y de insultos gratuitos...de No ser responsables con los menores, altamente peligrosas y que pueden tener efectos muy dañinos en su vida a corto y a largo plazo. La indiferencia total es uno de ellos. Aquéllos padres que denominamos 'pasotas' hacen mucho daño a las conductas de sus hijos.
La ausencia de normas y el vacío emocional al que se enfrentan en su hogar, provocan múltiples conductas muy negativas, a menudo. Por otro lado, está éso que llamamos 'La exageración del lenguaje'. Toda ésa clase de expresiones altamente hirientes que decimos los adultos, muchas veces sin querer, a los pequeños de hogar. ''Un día te voy a matar'' ''Voy a acabar contigo'' ''No me dejas vivir'' ''No sirves para nada'' ''Todo lo haces mal'' ''Qué vida de sufrimiento me das'' y otras tantas frases que, lejos de corregir o evitar conductas, las incentivan, las potencian.
Los niños pequeños, sobre todo por debajo de los 7 años, no suelen comprender bien por qué necesitan portarse bien, por qué precisan de normas y de limitaciones. Por ello, si les reprendemos verbalmente con expresiones tan fuertes, no sólo lograremos que cambien, sino que se asusten y se pongan a la defensiva y vean a sus padres como potenciales enemigos.
Está claro que nadie es perfecto. La diíficil tarea de ser padres está muy lejos de ello, pero sí que podemos tener en cuenta ciertas consideraciones para lograr educar a los niños lejos de la violencia. De la física, de la verbal, pero también de la violencia emocional, del vacío emotivo, del hastío y de la indiferencia, de las malas formas y expresiones...
¿Te reconoces en algún tipo de violencia de las citadas?
Foto. Leond Manchekov/Flicker
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