El reto consiste en la no tan sencilla cuestión de sacar una toallita del paquete sin arrastrar chorrocientas toallitas con ella. Lo que parece una chuminada en mi día a día es una puñetera batalla por no sacar más toallitas de las que necesito y acabar metiéndolas arrugadas y echas bola para que no se sequen, que no está la economía para ir derrochando.
De ahí el quid del impronunciable hasgtag #OneWashclotheChallenge, que, adelanto -spoiler, spoiler!- pronuncio mal, al revés y de
La nominación viene de mano de mi querida Michelle de Diario de Mujer y servidora es muy buena gente y está dispuesta a perder la vergüenza por amistad. Estaría bueno. Porque que se acuerden de una por cariño, siempre es de agradecer.
Así que como correspondía, tras pasar por un poco de chapa y pintura, móvil en trípode y bebote en brazos, grabé mi reto como estaba mandado. Vale la pena que lo veais no por mi, sino porque mi Bollicao está de amor puro, del bueno. ¡Palabrita del Niño Jesús!
Aprovecho para decir que lo mismo me animo a esto del youtubeo, ya que me han obligado a romper el hielo, aunque no prometo nada. No obstante, para motivar y tal, please, dadle like, suscribios, compartir, porque si veo apoyo en masa mi ánimo subirá más que la libra esterlina -que está cara de collóns-
Pues nada, coged palomitas y no seais crueles jajaja.
Con esto y un bicocho... ¡¡¡Reto superado!!!