Jessica Griffin, madre de la menor descubrió que su pequeña no podía mover las piernas cuando la despertó para ir a la escuela. En un principio, pensó que solo se le habían adormecido, pero cuando la intentó sentar en la cama, notó una muy extraña rigidez.
Tras revisarla, encontró que tenía una garrapata incrustada en el cuero cabelludo, donde aún tenía sangre.
Inmediatamente, la mujer le quitó el insecto de la cabeza y lo recogió en una bolsa de plástico.
Cuando fueron al médico, el diagnostico fue parálisis por garrapatas, causada por la neurotoxina que se encuentra en la saliva del insecto.
Afortunadamente, los síntomas se aliviaron entre las 12 y las 24 horas. Ahora, Jessica comparte su historia para evitar que más niños pasen por lo mismo.
“Por el amor de Dios, revisen a sus niños por garrapatas: es más común en los niños que en los adultos”, escribió en su cuenta de Facebook.
Los síntomas de esta infección son parálisis de piernas y brazos, fatiga y entumecimiento.