Otro fin de año, este si duda fue en año de grandes retos personales.El acostumbrarme a que mis hijos crecieron y ya no están todo el día en casa por estar en la universidad y la prepa que es como si acabara de entrar a una, me acostumbre sin gustarme a comer varias tardes sola frente al televisor, aún la mesa de un solo lugar no me acaba de gustar aunque ya la estoy aceptando, pero disfruto mucho las horas de la cena donde si tengo suerte puedo compartirla con mis hijos y los amigos que llegan a estudiar hasta la madrugada...la mesa creció de alguna forma diferente.
También entendí que hay personas muy conocidas que hace mucho se volvieron grandes desconocidos, está bien, cada quien camina por su lado y les deseo todas las bendiciones del mundo, solo que de lejos, nadie quiere acercarse al fuego para lastimarse.
Este año no tengo que cerrar ciclos con nadie, todos los que están permancen bien, todos suman, nadie resta.
Entre mis bendiciones cuento a mi familia completa y sana, eso es lo mejor que puedo tener, lo que más agradezco.
De las partes más difíciles hasta hoy ha sido tratar de salir adelante con la fibromialgia, no ha sido fácil pero estoy bien, mientras este tranquila sé que puedo estar bien, Doctores, tratamientos, nada ha servido, espero tomar camino, pero hoy estoy bien, ya se mis horarios y lo que tengo que hacer para no sentir más de lo que siento y vivo, he aprendido mucho no sólo de mi físico, también de mis límites y esos son inquebrantables.
Termine un master en Logoterapia de tres años, jamás pensé que lo que me iba a ayudar en la vida diaria a mi y a quienes me rodean, hoy puedo decir que veo todo de diferente forma, con un sentido de vida renovado y real, sin fantasías, solo por hoy.
Despedí en su camino al cielo a muchos cariños, la más reciente hace dos dias, la tía Ángela, mucha historia, mucho aprendizaje...creo que el cielo este año abrió y ya están juntos muchos amigos de mis padres junto con mi Madre, en mi corazón todos por siempre.
El corazón se hace nudo pero el sol sale de nuevo.
Y no sólo se hace nudo por las personas que se van espiritualmente, también se hace cuando acompañas a los que se quedan aquí, qué ganas de aminorar su dolor, su pérdida, pero sólo puedes estar, abrazar, escuchar y querer.
Agradezco las risas, las lágrimas, los tropiezos, los momentos de desesperanza y los que me han traído paz, todo deja un aprendizaje que no se ve hasta que pasa la tormenta, a veces en armonía y entendiendo, a veces sin comprender, con enojo y frustración, pero todo de alguna forma y en algún momento pasa, termina y a seguirle.
A los 40 estoy segura que el 2019 va a ser un año en el que va a haber nuevos retos, nuevas experiencias, es un futuro prometedor para mis hijos, con expectativas altas e ilusiones esperadas.
Te deseo que sea un año sin pérdidas en ningún sentido, que todo para todos este lleno como siempre digo de corazón, de alegrías, salud y bendiciones.
Gracias por tu valioso tiempo. Feliz año nuevo!