Piojos, cómo logramos acabar con ellos

No hay vuelta al cole sin invasión de piojos, que parece que han estado esperando todo el verano ansiosos por ocupar las cabelleras de las criaturas. Mientras hay que piensa que debe haber alguna confabulación maligna que lo provoque, mi teoría es muy sencilla. En verano nos relajamos y revisamos menos las cabelleras. También en verano las criaturas pasan menos tiempo en contacto con tantas otras criaturas, como lo hacen durante el curso en el cole, metidos en clase, con los abrigos rozando unos con otros en el perchero, y esas cosas. Yo me las prometía felices puesto que hasta este verano yo no sabía lo que era un piojo en la cabeza de mi prole. Afortunada, sí, pero tampoco alardeaba de ello, más bien pensaba eso de “mejor no lo voy a decir muy alto noseaqué”. Y así han ido pasando cursos y cursos y sin tener que lidiar la batalla anti-piojos. Pero no todo podía ser tan bonito, y este año me he estrenado por todo lo alto. Porque los piojos nunca vienen solos y habiendo tres cabezas con buena cabellera, para ellos habrá sido el Pachá Ibiza piojil, juerga y despiporre. Cómo me di cuenta de que mis criaturas tenían piojos Pensarás que hay que ser ignorante para no darse cuenta de que tus criaturas tienen piojas. Llámame ignorante. Pero confieso que, ciertamente, en mi tranquila y apacible vida de madre que no ha tenido que despiojar a sus criaturas jamás de los jamases, no me di cuenta. Es la consecuencia de permitir que tus criaturas sean autónomas en esto del aseo personal. Tanto mi mayor como mi niña hace tiempo que se duchan solos, por lo que estoy menos pendiente de su pelo. A mi niña la peino yo, y lo hago a diario, además me encanta cepillar su melena. Pero no se si porque ha sido una invasión repentina o qué, no me di cuenta. Fue mi sobrina, que ha pasado el verano en Edimburgo con nosotros, la que se dio cuenta, porque decidió ayudar a mi hija a ducharse. Mi sorpresa fue que cuando me dijo que sospechaba que tenía piojos, ¡qué sospecha ni qué sospecha!, ¡estaba llenita!. Sospecho que fue una invasión masiva en toda regla durante el summer camp al que asistía a finales del mes de junio, porque no era ni medio normal que, peinándole cada día, yo no hubiera visto nada. Porque al abrirle un poco el pelo a ras de la cabeza, era más que obvio, y hasta ese momento no empezó a quejarse de picor en la cabeza. Revisamos las dos cabezas restantes y, obviamente, porque comparten hasta cama, allí había tela manera. Menos que mi hija, por lo que deducimos que ella era la principal portadora. Así que me pilló sin kit de supervivencia anti piojos, ni peine, ni nada, una botella de vinagre y poco más. Revisamos las tres cabezas y entre mi sobrina, mi marido y yo, procedimos a la primera purga antes de ir a por los productos pertinentes. Yo en España tenía mi kit para un despioje de urgencias que no me traje en la mudanza, ilusa de mi. Además allí no me lo habría ni pensado, me hubiera ido a Kids and Nits directamente y el dinero pagado por el tratamiento para mi hubiese sido la mejor inversión. De hecho busqué por aquí algún centro para eliminar piojos, pero por aquí no se estilan -lo mismo es un nicho de negocio, habrá que valorarlo-, así que mi gozo en un pozo. Finalmente me fui a la farmacia más conocida aquí y tras mucho leer, preguntar y dudar, me llevé un producto natural y la que se supone que es la mejor liendrera. Me decidí por él porque su precio era razonable y porque era un producto libre de químicos. Que sí, ya se que lo más recomendable e “infalible” – si hay algún producto que lo sea – son las siliconas, pero es que esas formaban ya parte de mi plan B. Fue una cuestión de feeling, de todos los productos tratamiento para eliminar piojos, fue el que me entró por el ojo.   También me llevé LA LIENDRERA. Lo digo en mayúsculas porque, como ves en la imagen, el producto tratamiento incluía una liendrera. Pero me habían aconsejado una en concreto que por su tamaño y por tener las cerdas duras y apretadas, era más efectiva a la hora de arrastrar liendres, piojos y cualquier estado biológico de dicho parásito. Cómo aplicamos el tratamiento anti piojos Las instrucciones del producto para eliminar piojos eran muy claras y sencillas. Distribuir el producto impregnando por completo todo el cabello húmedo, dejar actuar 10 minutos, aclarar con el champú habitual, pasar liendrera para retirar liendres y piojos muertos y repetir el tratamiento tres días después. Yo lo hice “a mi manera”. El buen feeling que me dio el producto en la tienda no era lo suficientemente convincente como para pensar que con 10 minutos podía quedarme tranquila. Así que hice lo preceptivo pero, una vez aplicado, cubrí la cabeza de mis criaturas con papel film y dejé actuar el producto toda la noche. TODA LA NOCHE. Debo decir que mis criaturas no opusieron resistencia ni les pareció molesto. A la mañana siguiente retiré el producto pertinentemente tras lavado concienzudo de las cabezas. Pero, además del champú,. también apliqué una crema suavizante, y aquí es donde entró en juego mi plan B de las siliconas. No para matar pero sí al menos para no ponérselo fácil a los piojos. La idea de la crema suavizante partía de dos puntos. El primero, de la tortura que es pasar un peine con cerdas ultra apretadas, con los consecuentes tirones que además de molestos pueden ser dolorosos. El segundo, pensar que si el pelo está resbaladizo los piojos tendrán más complicado moverse por él, y además, con esa capa grasa que cubre el pelo y el cuero cabelludo, lo mismo tampoco pueden alimentarse de él. Llamémoslo “método […]

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