Después de unos años ya no te refugias en ellas pero sabes que ahí están para acompañarte con un amoroso consejo.
Son esos regalos los que te acomodan el peinado en la graduación o te ayudan a vestirte el día de tu boda y quienes vuelven a "su trabajo de amor" como abuelas en el nacimiento de tus hijos.
Cuando eres tía o madre tu conviertes en uno más, es como un ciclo maravilloso de vida, un legado de amor incomparable a ningún otro, de hecho te conviertes a veces en regazo no sólo de tus hijos y sobrinos, también de las amigas de tus hijas y la verdad es una experiencia invaluable.
A los 40 ya perdí el de mi madre, mi abuela y mis tías Norma y Laura... Es un duelo eterno que aunque sea ley de vida me llena de tristeza y miedo, es como un sentimiento de orfandad bien fundamentado, estamos llegando a la edad en el que nosotras nos convertimos en los regazos principales y sabes que? No creo poder aceptarlo tan fácilmente, que frágil es la vida y que difícil enfrentarla.