En ese mismo instante supe qué es lo que iba a hacer. El disfraz lo tenía del año pasado así que sin problema. Ya sé que es muy típico un disfraz de bruja... ¡pero es que a mí me pega! Me encanta todo lo relacionado con la magia, hechizos, la ropa.... ainsssss que me emociono.... Vamos, que cojo una escoba y salgo volando!
Así que aquí me veis, disfrazada de bruja, pero de las buenas, que tengo muy buen corazón aunque mis arranques de mala leche sean sonados.
En cuanto al menú... me explico... soy muy rara y asquerosa con la comida, incluso con los postres. No me gustan los huesos de santo, ni los panellets ni nada típico que se me pueda ocurrir para estas fechas. Así que he optado por llenar el caldero con zumo de piña y añadir unas chuches. Ya lo hicimos el año pasado y está para chuparse los dedos.
Lo que más me ha gustado es que cuando mi hijo me ha visto pintada ha dicho:
- Ooooohhhh qué guapa mamá
Así que me lo voy a tomar como que me he maquillado muy bien... porque si me lo tomo como que estoy más guapa así de fea... me deprimo! jajajaaja
Y dicho esto... #retomes cumplido. Ahora a esperar lo que nos quieran proponer para el mes que viene. ¿te apuntas a esta iniciativa?