Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cerca de 1.000 millones de personas pasan hambre en el mundo y alrededor de 200 millones de niños menores cinco años sufren desnutrición crónica, cuyos efectos se harán sentir durante el resto de sus vidas. Además, cerca del 13% de los niños menores de cinco años padecen desnutrición aguda, lo que demanda un tratamiento inmediato y atención médica prioritaria y urgente.
La falta de vitaminas y minerales afecta a una tercera parte de la población mundial, siendo particularmente vulnerables los niños menores de dos años, en donde tanto la disponibilidad como la variedad de alimentos puede ser bastante limitada. Esta afectación se presenta debido a que la alimentación complementaria a la lactancia materna no es adecuada bien sea por factores económicos, por falta de información o por prácticas alimentarias que no favorecen la alimentación de los niños. Las deficiencias más comunes en la infancia incluyen las de hierro, vitamina A, zinc y yodo.
Cada año en el mundo, alrededor de tres millones de niños mueren a causa de desnutrición y en Colombia el panorama no es muy distinto, pues en lo que va corrido del 2016 según el Instituto Nacional de Salud, más de 100 niños menores de cinco años han muerto por las mismas causas.
Teniendo en cuenta el panorama nacional y acorde con la última Encuesta de situación nutricional, la deficiencia de micronutrientes es más frecuente entre los seis meses y los dos años de edad, en especial por carencias de Zinc, ocasionando así pérdida de las capacidades cognitivas. Una buena nutrición a lo largo de la infancia, desempeña un papel fundamental para que los niños crezcan fuertes, sanos y libres de cualquier tipo de enfermedad afirmó Ángela Rosales, Directora de Aldeas Infantiles SOS Colombia.
Con relación al Zinc, los resultados son preocupantes, la deficiencia de este micronutriente en la población infantil de uno a cuatro años fue de 43,3%, siendo más afectada la población indígena con 56,3%, la población de la zona rural con un 47,8% y, las regiones Amazonía – Orinoquía con 60,4% y Litoral Pacífico con el 64,5%, acorde con la última encuesta nacional de la situación nutricional – Ensin - desarrollada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en el 2010.
La educación nutricional debe convertirse en un elemento fundamental de los programas de vida saludable en los hogares, las escuelas, las universidades y en general de todos aquellos que estén, de alguna manera, involucrados con la alimentación y nutrición infantil, es decir, la familia, profesores de colegios públicos y privados, urbanos y rurales, la industria de alimentos, los gremios, los profesionales de salud y nutrición; entre más personas y entidades se involucren en este proceso de educación y aprendizaje tendremos mejores resultados y lograremos bajar considerablemente las alarmantes cifras de desnutrición en Colombia, afirmó Ángela Rosales.
Finalmente y acorde con el Ministerio de Salud, es necesario desarrollar acciones que promuevan diferentes líneas de acción, de tal manera que se asegure que la población infantil mejore su plan de alimentación y por ende disminuya la deficiencia de micronutrientes como el Zinc; pues desde una perspectiva de salud pública, la diversificación de la dieta diaria es una de las líneas de acción que se plantean como prioritarias para superar los problemas asociados a malnutrición en el largo plazo.
Fuente: http://caracol.com.co/