Tabula Rasa... ¿El niño llega al colegio sin saber nada de nada?

Esta semana hablaré como maestra, sobre el aprendizaje de los niños pequeños.

Hemos iniciado el curso escolar, y empezamos a vislumbrar lo que será nuestro trabajo para todo el año.

Y desde que soy madre, me ronda muchas veces por la cabeza este concepto:

la TABULA RASA.

Esta expresión, que hoy en día da nombre a una serie de TV, en realidad es muy antigua. De hecho, está formulada en latín, y significa tabla rasa, es decir, hace referencia a una tablilla en la que no hay nada escrito.

Sin embargo, dicha expresión, originaria de Santo Tomás de Aquino y utilizada por Aristóteles, me acompañó durante toda la carrera de Magisterio. El filósofo inglés John Locke lo popularizó, junto a la teoría de que cada persona nace con la mente vacía, como una “tabula rasa”, y todos los conocimientos y habilidades que tenemos son fruto exclusivo del aprendizaje, a través de las experiencias y las percepciones sensoriales.

Sin embargo, los estudios que se han ido realizando a lo largo de los años y las recientes investigaciones de la neurociencia han ido demostrando que más bien empezamos a adquirir conocimientos y a atesorar experiencias ya desde dentro del vientre materno.

Así que, en realidad, cuando enseñamos a un niño, no estamos escribiendo sobre una hoja en blanco. Él o ella ya han elaborado algunos esquemas propios sobre el mundo que les rodea.

Y cuento todo esto porque nunca había sido tan consciente de esta realidad como hasta ahora.

El Duendecillo está creciendo a la carrera, y está forjando día a día el carácter de una personita con ideas y criterio propios. Tanto, que a veces asusta.

De hecho, una de mis mejores amigas, me decía hace años algo sobre su hija pequeña: “Tiene un poder de decisión que da miedo”. Entonces la nena tenía 2 años, y ya elegía la ropa que se iba a poner cada día.

El Duendecillo ya empieza a apuntar maneras, no decide tanto sobre la ropa, pero creo que es porque tiene más interés por otras cosas, como elegir qué coche se lleva a la escuela, o a la bañera.

Además, conforme va aumentando la fluidez de su habla, nos va sorprendiendo con frases o expresiones que nos ha oído a nosotros o a sus abuelos. Pero lo que nos deja atónitos es que esas expresiones las ha tenido almacenadas en su memoria durante mucho tiempo antes de decirlas. En este caso sí se cumple la premisa de Marc Monfort, experto en el desarrollo del lenguaje infantil. Este autor dice que “la comprensión precede a la expresión”. Totalmente de acuerdo.

Cuántas veces me he encontrado en una situación en la que el Duendecillo intenta explicarme algo y yo no lo entiendo ¡seguro que os ha pasado a muchas y muchos!

Ya desde bien chiquitín, percibía que él, de algún modo, se daba cuenta de que yo no lo comprendía y que tenía que encontrar la manera de comunicarse mejor conmigo. En alguna ocasión le he llegado a decir abiertamente: “La mamá no te entiende, cariño”. Entonces él se quedaba callado un momento, mirándome fijamente, e intentaba explicármelo de otra forma, consciente de que al final captaría lo que me intentaba contar.

Imágenes: Pexels

Montaje: Renée MB

Así que, cuando seáis incapaces de entender a vuestros peques, no os impacientéis. Ellos encontrarán la forma de hacerse entender.

Si quieres, puedes compartir tu experiencia con nosotros. ¡No te cortes! Esperamos tus comentarios.

¡Feliz semana!

Fuente: este post proviene de Superpapis de Corazón, donde puedes consultar el contenido original.
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