¿Dónde narices está el sentido común de algunas personas?
Seguramente, todos los que me leéis os estaréis llevando las manos a la cabeza indignados. Lo sé, yo también lo soy. ¿De dónde carajos sale tanto odio y rechazo hacia los niños? Porque no hay que olvidar que los niños que se sienten niñas y las niñas que se sienten niños son eso, niños. Lo que yo no me explico es cómo España ha permitido que los autobuses con el ya famoso “las niñas tienen vulva y los niños pene” circulen por las calles de la capital tan libremente.
Es asombroso ver cómo ni el gobierno ni la policía hace un carajo para retirar la campaña publicitaria que tanto ataca a los menores y que tanto daño y rechazo provoca en la sociedad. Pero luego (faltaría más) son los primeros en preocuparse y reaccionar ante situaciones estúpidas (como multar a una chica con una mochila con el símbolo anarquista, por ejemplo).
Mientras unos luchamos contra el acoso, otros…
Sí. Mientras unos luchamos contra el acoso escolar, otros se dedicar a jodernos todos nuestros intentos. Y lo hacen faltando al respeto, siendo intolerantes, discriminando y creando odio entre los niños y jóvenes. ¿Qué pensarán los profesores y maestros que tanto se han esforzado por fomentar los valores en las aulas? ¿Y las familias con hijos, sobrinos, primos o nietos transexuales? Al carajo con ellos. Son unos bichos raros y no tienen sentimientos (nótese la ironía).
Pues no, señores de Hazte Oír. Al carajo vosotros. Os mando a freír espárragos por no tener corazón. Por no haber aprendido a respetar. Por no poner en práctica la empatía y por haber creado semejante idiotez de mensaje de “Las niñas tienen vulva y los niños pene”. ¿Pero cómo se les ha ocurrido publicitar tal campaña llena de odio y rechazo? No tengo la menor idea. Lo que sí sé (y de lo que estoy segura) es que ese maldito autobús no debería estar circulando por Madrid. Ni siquiera debería haberse creado la idea.
A veces, aunque os parezca mentira, el ser humano me sorprende con tantísima tontería.
Por lo visto, “la campaña” de los ultracatólicos de Hazte Oír “Las niñas tienen vulva y los niños pene” es una clara respuesta al movimiento que creó Chrysallis (Asociación de Familias de Menores Transexuales) el pasado enero con el mensaje “Hay niños con vulva y niñas con pene” para la defensa de la diversidad y del derecho a los niños y jóvenes a elegir quién quieren ser. Un derecho básico que por lo visto algunos intentan destruir generando odio, rechazo y discriminación.
Me pregunto qué es lo que pasaría si una de los hijas del grupo Hazte Oír les confesara a sus padres que quieren ser un chico y que se sienten cómo tal. ¿Se sentirían culpables por haber lanzado la campaña y pedirían perdón? ¿Comprenderían a las niñas y respetarían su decisión? ¿O se llevarían las manos a la cabeza y aplicarían castigos y se enfadarían? Todo un misterio sin resolver.
Me resulta increíble que se creen campañas publicitarias que atentan y atacan contra la diversidad, contra la elección del ser humano y contra una sociedad más tolerante y solidaria.
Un mensaje que únicamente fomenta el odio
“Las niñas tienen vulva y los niños pene” es un mensaje que simplemente fomenta el odio por el odio. Fomenta el rechazo. Esta campaña publicitaria hace que disminuya la autoestima de los niños y jóvenes transexuales. Hace que tengan miedo y que desarrollen un mal concepto de sí mismos y de su imagen. ¿Han pensado por algún momento cómo se pueden sentir esos niños si leen el mensaje del autobús?
¿Alguien del grupo Hazte Oír se ha puesto en el lugar de los niños transexuales? Obviamente no. Si lo hubieran hecho no hubieran iniciado la campaña. Todos sabemos el acoso que sufren y por las acusaciones que han tenido que pasar sin merecerlo. Elegir quién queremos ser no es motivo (ni de lejos) de burlas, de acoso ni de agresiones. Y lo que favorece el mensaje del autobús es precisamente eso.
Nadie se merece ser ridiculizado de esa forma
Estamos hablando de niños y jóvenes con sueños, con talento, con creatividad, con ilusión. Niños y jóvenes que se merecen respeto, tolerancia, apoyo y comprensión. Se merecen una sociedad íntegra que no genere odio, rechazo ni acoso. Necesitan una comunidad que no les juzgue y que les acompañe por el camino. Se merecen unos compañeros que no les acosen, que no les ridiculicen y que no les discriminen.
Pero con mensajes como “Las niñas tienen vulva y los niños pene” me temo que va a ser una tarea altamente complicada. Mientras tanto, por muchos obstáculos que nos pongan, seguiremos luchando con fuerza por los derechos básicos de los niños.
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Fuente: este post proviene de Nunca jamás y yo, donde puedes consultar el contenido original.
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