Creo que siempre he sabido que quería ser educadora infantil. Desde muy pequeña les decía a mis padres que quería enseñar a los niños pequeños y cuidar de ellos para que fuesen felices. Así que cuando crecí un poquito y estudié la FP grado superior de educación infantil decidí dar lo mejor de mí misma y aprender muchísimo de mis profesores (afortunadamente todos fueron increíbles y muy apasionados por la educación infantil).
Cuando empecé a trabajar en mi primera escuela infantil me di cuenta de que había hecho mi mayor vocación académica y profesional real. Ahí me encontraba yo, delante de unos niños con una sonrisa enorme y llenos de una alegría especial e increíblemente contagiosa (quién sea educador infantil entenderá perfectamente a qué me refiero). Estaba hecha un manojo de nervios, pero tenía muchísimas ganas de empezar mi camino.
Tras trabajar en varias centros fui consciente de lo maravillosa que era la educación infantil y de lo mucho que me enseñaba cada día. A día de hoy sigo sintiendo la misma pasión, emoción e ilusión que tenía al principio. ¿Por qué todavía se me ilumina la cara al hablar de esta preciosa etapa? Os podría dar mil y un motivos, pero el post se haría enorme y seguramente os aburriría un montón, así que trataré de no enrollarme mucho.
Los niños son seres de pura luz
Siempre he intentando entrar en el aula con una sonrisa, pero si tenía algún día tristón los abrazos de los peques me quitaban ese bajón de golpe. Verles la carita llena de ilusión, los ojos de sorpresa, saber lo bien que se lo pasaban en clase y sentir todo el amor que transmitían era lo mejor del mundo mundial. Os lo aseguro, esos locos bajitos me hacían olvidar los pensamientos negativos de golpe.Los peques se convertirán en adultos mañana
Saber que estaba poniendo mi granito de arena en la educación actual y futura de los niños me motivaba muchísimo. A veces los educadores infantiles no pensamos mucho en el tema, pero los peques que están en las aulas hoy serán adultos mañana. Nosotros podemos enseñarles un montón de valores importantes para su futuro, y dejarles una huella muy difícil de borrar en sus corazones.El apoyo incondicional hacia las familias
La educación infantil no solo se basa en la infancia. La familia de los peques también es muy importante. Mostrarles apoyo incondicional y saber que ellos lo valoran, lo reconocen y también se esfuerzan por hacer lo mismo es increíblemente bonito. A mí me alegraba muchísimo ser consciente de que ayudaba a los padres y madres de mis niños. El bienestar que sentía cuando ellos me lo agradecían enormemente no lo cambiaba por nada del mundo.Sin los compis, la educación infantil no sería lo mismo
Afortunadamente, en las escuelas que he trabajado he tenido compis geniales. Profesionales que daban la mejor versión de sí mismos y grandes personas con un buen corazón que siempre estaban dispuestas a echar una mano en lo que hiciera falta. Educadores infantiles con los que hablar, reír, llorar y desahogarse. Compartir camino y aventuras diarias con ellos era muy muy especial.Lucha y motivación por una educación infantil digna
Cuando estaba estudiando el ciclo superior de educación infantil creía que el camino estaría repleto de rosas. Tenía vocación, ilusión, emoción y muchísima pasión por la infancia. ¡Nada podía salir mal! Cuando entré en este entorno laboral me di cuenta de lo infravalorada que estaba esta etapa. Me llevé algunos palos, pero aprendí a luchar por lo que quería y a superar los obstáculos. ¡Gané muchísima fuerza y ánimo!Así que, si me estás leyendo y eres estudiante de educación infantil, te animo a que des la mejor versión de ti mismo en clase, en las prácticas y en las escuelas infantiles donde trabajes. Si todavía no te has decidido a dar el paso, pero sientes en tu corazón que quieres ayudar a mejorar la educación infantil… ¡eres más que bienvenido! Es más, ¡te esperamos con muchísimas ganas!
¿Qué podemos hacer como educadores infantiles para mejorar esta etapa? ¡Aquí van algunas sugerencias!
Transmitir valores y experiencias positivas y enriquecedoras a los peques
Concienciar a la sociedad de que la educación infantil es una etapa muy importante en el sistema educativo
Reconocer y ser conscientes nosotros mismos de lo fundamental que es esta profesión
Ayudar a conseguir una educación infantil digna para todos
Y por si quieres algunos consejos para tu futuro profesional en las escuelas infantiles… ¡échale un ojo a los siguientes!
Sé empático: recuerda que estás trabajando con niños y sus familias. Una comunicación afectiva y respetuosa es muy importante.
Trabaja en equipo con tus compañeros: antes he hablado de la importancia de unirnos con los compis. El trabajo en equipo es mucho más reconfortante.
Saca a relucir tu creatividad e imaginación: ten en cuenta que tendrás que pensar, inventar y desarrollar un montón de dinámicas y actividades para hacer con los peques.
Sé consciente de que no todos los niños son iguales: respetar y apoyar este punto es muy importante. No todos los niños tienen el mismo ritmo natural de aprendizaje, y no pasa absolutamente nada.
Comprende y sé sensible con los peques: la sensibilidad y la comprensión en educación infantil es uno de los puntos clave. Intenta mantener siempre una actitud de escucha activa con los niños y las familias.
¡Y hasta aquí el post de hoy! Espero que haya sabido transmitir correctamente el valor que tiene la educación infantil para mí. ¡Hasta la próxima entrada!